En el 30 a.C. Cleopatra, la popular
reina de Egipto, se encerró en una cámara para acabar con su vida.
No quería vivir porque su amado Marco
Antonio se había suicidado y Octavio Augusto la había derrotado.
Al
parecer no era tan bella como se cree, pero sí era una astuta política que
hablaba unos doce idiomas.
Había
sido educada en matemáticas, filosofía, oratoria y astronomía. Los filósofos
disfrutaban de su compañía. Gustaba
no solo por su atractivo, sino por su capacidad para discutir sobre muchos y
variados temas.
Su
valía debe servir de acicate para la mujer que aún sufre sometida, es
dependiente, no se ama y no se capacita.
Bastantes
mujeres brillan hoy con sus talentos, pero hay millones que no se valoran y soportan agachadas
lo indecible.
Mujer, aprecia tu gran potencial, no seas ni víctima ni sumisa,
cree en ti y rompe relaciones de abuso y maltrato.
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