Un
estudio durante 30 años observa que esta fruta, de elevado coste
medioambiental, puede tener un efecto similar al del aceite de oliva o los frutos
secos
Comer
aguacates reduce el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, según un
estudio publicado hoy por la revista de la Asociación Estadounidense del
Corazón. Su alto contenido en fibra y en grasas insaturadas estarían detrás de este efecto
sobre factores como el control
del colesterol, que ya se habían observado en ensayos clínicos
anteriores.
En este caso, la conclusión llega de un
estudio observacional que siguió a 68.780 mujeres y 41.700 hombres durante 30
años. En ese tiempo, se detectaron 9.185 casos de enfermedad coronaria y 5.290
accidentes cerebrovasculares. Después de tener en cuenta varios factores de
riesgo cardiovascular y de la dieta de los participantes, los autores del
trabajo, liderados por Lorena Pacheco, del departamento de nutrición de la
Escuela T.H. Chan de Salud Pública de Harvard, calcularon que tomar dos veces a la semana raciones
equivalentes a medio aguacate cada una reducía un 16% el riesgo de sufrir estas
dolencias frente a los que no comen nunca esta fruta. No se vio una
diferencia significativa, sin embargo, en el número de accidentes
cerebrovasculares.
El estudio, que se realizó en grupos
reclutados entre profesionales de la sanidad, tiene limitaciones porque, más
allá de la relación que se observa, no es posible establecer una relación de causa y efecto entre el
consumo de aguacate y el riesgo cardiovascular. No obstante, Pacheco
apunta que “existen
potenciales mecanismos biológicos por los que los aguacates ejercen sus
beneficios cardioprotectores”. “El ácido graso monoinsaturado principal
que se encuentra en los aguacates es el ácido oleico, una grasa saludable que, creemos, ayuda a reducir
la hipertensión, la inflamación y la sensibilidad a la insulina”,
explica la investigadora. “Además, los aguacates contienen esteroles vegetales
y fibra soluble, que
podrían llevar a unos niveles inferiores de colesterol malo”, añade.
Pacheco destaca el interés de productos como
los aguacates para
sustituir otro tipo de alimentos con grasas saturadas porque son una fruta bien
aceptada y, en muchos casos, la parte más difícil del cambio de dieta no
es saber qué alimentos son mejores, algo que puede ser sencillo, sino ser capaz de introducirlos
en las comidas cotidianas frente a otros que resultan más apetecibles.
No obstante, igual que sucede con otros alimentos, la forma en que se consume
es importante. “Hay gente
que consume el aguacate en forma de guacamole. En esos casos, hay una
tendencia a tomar demasiado, habitualmente en combinación con otras comidas
grasas como los chips y a que proporcionen demasiadas calorías”, indica. La incorporación adecuada a la
dieta consistiría, según la autora del estudio, en incluir los aguacates como
alternativa a peores fuentes de grasa como la mantequilla o el bacon.
En el análisis publicado, los autores vieron que los
aguacates tienen un efecto sobre el riesgo de sufrir enfermedades
cardiovasculares similar al consumo de frutos secos o aceite de oliva,
dos tipos de comida ricos también en ácido oleico. Sin embargo, en algunos
países, la producción de aguacates tiene un elevado impacto medioambiental.
Esta fruta originaria de Centroamérica y América del Sur estaba presente en la
alimentación de los habitantes de la región siglos antes de la llegada de los
españoles. En el mercado
globalizado, su producción requiere grandes cantidades de agua y tiene una
huella de carbono elevada al viajar largas distancias desde países como México
a EE UU o Europa.
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