Seguramente
en varias ocasiones, ansiando estar lejos de tanta agitación, te has dicho:
¡Qué bueno estar en una isla!
Pues bien, es bueno para tu ser a-isla-rte con frecuencia, crear una especie de isla mental
y física que regala vida, paz y luz.
Lo
que ahora vive la humanidad es un aislamiento necesario que ojalá sirva para despertar
conciencias. La Tierra lo necesita.
Un Stop obligatorio para crear buenos hábitos que perduren: estar más con los que amas,
relajarte, meditar, orar, leer, aquietarte.
Los místicos y seres espirituales de todos los
credos siempre han amado
el silencio y la soledad para meditar y estar más con Dios.
“De
madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, Jesús salió y se fue a un lugar
solitario. Allí se puso a orar.” Marcos 1,35.
Todo
tu ser reclama serenidad y espacios de paz; deja el
acelere frenético, huye de un estruendo perverso. Nutre tu ser.
“Jesús
despidió, pues, a la gente y luego se fue al cerro a orar”. Marcos 6,46. La vida nos envía un SOS perentorio: Silencio Oración
Soledad. Un buen llamado de alerta.
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