Los mexicanos se ríen de la muerte en su día
y nos enseñan a desmitificarla y mirarla con otros ojos.
Se vende pan de muerto en forma de hueso y calaveras de azúcar.
Es una linda tradición que
asume la muerte con una actitud festiva y viendo la muerte como más
cercana.
Sería bueno que aprendiéramos
a ver la muerte, no como algo horrible sino como lo que es: un paso entre vidas.
Si eres sabio te
familiarizas con la muerte y aprendes a superar temores atávicos que
hacen tanto daño.
El nacimiento no fue el comienzo y la muerte no es el fin, morir solo es regresar a la dimensión de la
que viniste.
Acá estás de paso y tu
muerte será serena si tu vida también lo es, ya que tal como se vive se
muere.
Nadie está muerto porque morir
es un cambio de forma.
Ama sin apegos para no sufrir ante la
partida.
Además
del cuerpo físico posees
un cuerpo emocional, otro mental y un cuerpo espiritual.
La enfermedad comienza en
el cuerpo emocional cuando los bloqueos se establecen en el cuerpo
físico.
Las convicciones sombrías del cuerpo mental desarrollan bloqueos emocionales, y crean una enfermedad.
Debes sacar de la mente
creencias negativas arraigadas o hábitos de pensamiento alejados del amor.
El odio, la culpa, la
envidia, el miedo o la ira bloquean tu sistema energético emocional.
Son como un tapón y entonces la
energía emocional no fluye libremente y surge una energía oscura en el aura.
Si esta energía echa
raíces en el cuerpo te enfermas y necesitas sanar tu alma y tu mente.
Por eso es tan importante
amarte, amar, cuidarte, mantener un equilibrio emocional y llevar una vida
espiritual intensa.
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