Daniela Ayón fue una joven mexicana que murió en la
tragedia del avión alemán.
Fue una buena ejecutiva de Nestlé, pero un día le dio un giro
radical a su existencia.
Ella, de 36 años, era muy espiritual y se dedicó a dar clases de yoga y
meditación.
Había estado tres meses en la India para conocerse mejor y presintió su muerte:
"Me
voy a ir joven, mamá, por eso quiero dejar huella antes de dar el siguiente
paso".
Así la recuerda Gladys, la mamá: "Era una luz, una luz muy grande
que ahora nos ilumina desde arriba".
Siempre estuvimos muy unidas y nos quedamos con todo lo
que ella nos dijo:
"Todos
estamos de paso y hay que vivir al máximo la vida", anotó su
hermana Fernanda.
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