Autoestima
es amarte, aceptarte como eres y ser consciente de tu valía y tus dones,
independientemente de lo que piensen los demás.
El
amor a ti mismo, no es egoísmo, es quererte, valorarte y dar lo mejor
con la buena energía de tus talentos.
Tu
autoestima crece si sanas tu pasado y te dedicas a apreciar las cosas
hermosas de la vida, las grandiosas y las pequeñitas.
Ámate
y destierra tres actitudes funestas: la del quejumbroso, la del que todo
lo critica y la del pesimista consumado.
El físico Stephen Hawking, un científico en silla de
ruedas, tuvo una depresión de seis meses cuando le diagnosticaron ELA.
Aceptó que iba a paralizarse poco a poco y se superó con este
lema: “Quejarse es inútil
y una pérdida de tiempo: no lo pienso hacer”.
Tu autoestima mejora si repites frases como: “Valgo mucho” o “creo y puedo”,
pero de nada vale si no te amas y das lo mejor de ti mismo.
Motivarte ayuda, pero lo esencial es actuar, quererte y sentirte a gusto
contigo mismo y con los otros, a pesar de los tiempos adversos.
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