En 1968 Robert Butler acuñó el término
viejismo (ageism) para referirse al conjunto de estereotipos y discriminación
sistemática contra las personas debido a que son mayores, del mismo modo que el
racismo y el sexismo lo hacen con el color de piel y el género.
El término se utiliza, pues, para
referirse a la visión despectiva de un grupo social, basada únicamente en su
avanzada edad cronológica.
En la sociedad actual existen valores
que exaltan la juventud y la modernidad, menospreciando todo aquello que se
asocie a lo contrario.
La vejez se considera como
una etapa de cambio negativo, donde predominan las pérdidas, la soledad y el dolor. Esto
provoca que los jóvenes vean a los mayores de forma diferente a lo que son
ellos mismos, dejando de identificarlos como iguales.
El
mantenimiento de estos prejuicios sociales, que no están basados en hechos, sino que son fruto de la
desinformación y el desconocimiento, constituye el primer paso hacia la
discriminación real de las personas, en este caso, mayores. Esta situación se
puede agravar cuando la
propia persona mayor los acepta y los incorpora a su visión personal y
autoconcepto, generando numerosos daños a su salud y bienestar psicológico.
Las personas con avanzada edad tienen
sus propias características definitorias, al igual que el resto, tengamos la
edad que tengamos.
Los estereotipos que asocian la vejez con determinadas características de personalidad, como el mal humor, la crítica,
las manías, etc. predominan en nuestra sociedad, alejándose totalmente
de la realidad. Aquél o aquella que tiende a mostrarse con mal humor con 15,
20, 30 o 40 años lo hará también con 70, 80 o 90.
Cuando
alcanzamos una determinada edad cronológica, normalmente podemos describirnos
de una forma parecida a cómo lo hacíamos diez o veinte años atrás. Cada persona crece y evoluciona
con sus características propias. De esta manera, al igual que entre el
grupo de jóvenes podemos encontrar personas muy diferentes, lo haremos también entre
personas de mayor edad.
Relacionado
con lo anterior y que lo confirma, están los estudios que analizan los tipos de
personalidad y estilos de comportamiento de las personas a lo largo del ciclo
vital. Estos estudios encuentran
menos diferencias entre personas de la misma edad durante la juventud, y hallan
muchas más diferencias entre las que superan los 60 años. Por tanto, la
población mayor se caracteriza por ser muy heterogénea; esto es incompatible
con los estereotipos que tratan de homogeneizarla.
A través de la educación y la
información, la sociedad actual debe luchar por erradicar los estereotipos
hacia la población mayor.
En cualquier situación deben
ser tratados como iguales, independientemente de su edad cronológica.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios