Un
ejercicio muy poderoso y benéfico es volcar toda tu energía en un compromiso.
Se trata de pensar, hablar, sentir y actuar, enfocado siempre en lo que deseas alcanzar, por ejemplo, perdonar.
Tan pronto despiertes comienza a repetirte
convencido: Saludo el
perdón y respiro perdón.
Te levantas y te dices sintiéndolo: Camino con perdón y sigo
respirando puro perdón.
Me baño con perdón, este jabón es perdón, esta agua es perdón y me visto de perdón.
En suma, el reto es vivir todo el día en función de tu deseo, interiorizarlo y vivirlo.
Imagina
la fuerza que tiene esta dinámica que es la que
vive quien se apasiona por algo.
Puedes
estar seguro que logras lo que te propongas si de verdad pones en eso todo tu ser, tu mente y tu alma.
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