Hay una leyenda china que narra
perfectamente la necesidad de dar antes de poder recibir:
En cierta calle de una ciudad china, había un pobre vagabundo que se pasaba
el día pidiendo arroz con su tazón.
Un día el vagabundo vio pasar al emperador desfilando por su calle dando
regalos a sus súbditos. Al vagabundo se llenó de dicha.
"Ahora -pensó-,
ha llegado mi gran oportunidad y voy a recibir un buen regalo del emperador."
Cuando el emperador
llegó, en vez de darle un
regalo al vagabundo, le pidió un regalo en su lugar.
El pobre vagabundo se
enojó muchísimo, metió la
mano en el tazón y refunfuñando le entregó al emperador dos de los granos más
pequeños de arroz que pudo encontrar.
El emperador siguió su camino.
El vagabundo se llevó
todo el día refunfuñando,y censurando al emperador por lo que había hecho.
Con su
actitud nadie le echaba granos de arroz en su tazón.
Por la noche, cuando el vagabundo llegó a su cabaña y sacó de su tazón la ración de
arroz, encontró dos pepitas de oro del mismo tamaño que los granos de arroz que
le había dado al emperador.
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