Todo el mundo quiere sabes por que
tantos proyectos fracasan.
Pero no se trata de la complejidad ni de los altos costos de los mismos, sino de la dificultad de cambiar
el comportamiento de la gente. De hecho, por curioso que parezca, para
cambiar el comportamiento de la gente no es necesario contar con un análisis
lógico sino apelar a sus emociones.
Todo proceso de cambio supone tres
fases:
1. Identificar el problema:
esta es la fase de preparación e implica aumentar el sentido de urgencia para generar una visión clara
y posible, así como para crear equipos de guía.
2. Sentir una urgencia de
solucionar los problemas: una vez que la gente está dispuesta a
participar, los líderes efectivos continúan ejerciendo su influencia sobre los sentimientos de los
empleados mediante pequeños objetivos. Los líderes deben despertar las
emociones de los empleados a través de mensajes simples y directos. Finalmente, los líderes deben
remover cualquier obstáculo que imposibilite el cambio, por ejemplo aumentando
la confianza de los empleados en sí mismos.
3. Sentirse emocionalmente
impulsado a actuar: los líderes del cambio no se duermen en sus laureles;
por el contrario, supervisan y refuerzan los cambios de comportamiento hasta
que la transformación se vuelve una realidad. La idea es lograr que las nuevas formas de comportamiento
se vuelvan el modo usual de hacer las cosas en la organización.
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