El
miedo o temor es una emoción caracterizada por un intenso sentimiento
habitualmente desagradable provocado por la percepción de un peligro, real o
supuesto, presente, futuro o incluso pasado.
Es una emoción primaria que se deriva de la aversión natural
al riesgo o la amenaza, y se manifiesta en todos los animales, por ejemplo el
ser humano. La máxima
expresión del miedo es el terror. Además el miedo esta relacionado con
la ansiedad.
Existe
miedo real cuando la dimensión del miedo está en correspondencia con la
dimensión de la amenaza.
Existe
miedo neurótico cuando la intensidad del ataque de miedo no tiene ninguna
relación con el peligro.
En la actualidad existen dos conceptos diferentes sobre el
miedo, que corresponden a las dos grandes teorías psicológicas que tenemos: el
conductismo y la psicología profunda.
Según
el concepto conductista el miedo es algo aprendido. El modelo de la
psicología profunda es completamente distinto. En este caso, el miedo existente corresponde a un
conflicto básico inconsciente y no resuelto, al que hace referencia.
Desde el punto de vista biológico, el miedo es un esquema adaptativo, y constituye un
mecanismo de supervivencia y de defensa, surgido para permitir al individuo
responder ante situaciones adversas con rapidez y eficacia. En ese sentido, es normal y beneficioso para el individuo y para su
especie.
Desde el punto de vista neurológico es una forma común de organización del cerebro
primario de los seres vivos, y esencialmente consiste en la activación de la amígdala, situada
en el lóbulo temporal.
Desde el punto de vista psicológico, es un estado afectivo, emocional, necesario para la correcta adaptación
del organismo al medio, que provoca angustia y ansiedad en la persona,
ya que la persona puede sentir miedo sin que parezca existir un motivo claro.
Desde
el punto de vista social y cultural, el miedo puede formar parte del carácter
de la persona o de la organización social. Se puede por tanto aprender a
temer objetos o contextos, y también se puede aprender a no temerlos, se
relaciona de manera compleja con otros sentimientos (miedo al miedo, miedo al amor, miedo a la muerte,
miedo al ridículo) y guarda estrecha relación con los distintos
elementos de la cultura.
Desde
el punto de vista evolutivo el miedo es un complemento y una extensión de la
función del dolor. El miedo nos alerta de peligros que no
nos han ocasionado algún dolor, sino más bien una amenaza a la salud o a la
supervivencia. Del mismo modo en que el dolor aparece cuando algo
nocivo ataca nuestro cuerpo el miedo aparece en medio de una situación en la
que se corre peligro.
Para algunos,
el miedo en el ser humano no guarda ninguna relación fisiológica (como reacción
de alerta), sino que es un producto de la consciencia, que expande nuestro
nivel de conocimiento.
El
miedo es un producto emocional del cerebro.
Es
interesante señalar que el miedo al daño físico provoca la misma reacción que
el temor a un dolor psíquico.
El miedo produce cambios fisiológicos inmediatos: se
incrementa el metabolismo celular, aumenta la presión arterial, la glucosa en
sangre y la actividad cerebral, así como la coagulación sanguínea. El sistema
inmunitario se detiene (al igual que toda función no esencial), la sangre fluye
a los músculos mayores (especialmente a las extremidades inferiores, en
preparación para la huida) y el corazón bombea sangre a gran velocidad para
llevar hormonas a las células (especialmente adrenalina). También se producen
importantes modificaciones faciales: agrandamiento de los ojos para mejorar la
visión, dilatación de las pupilas para facilitar la admisión de luz, la frente
se arruga y los labios se estiran horizontalmente.
Se ha demostrado que a través de la psicoterapia las personas
afectada podrían aprender a actuar con menos miedo y a tener una mayor
seguridad en sí mismas.
Claustrofobia,
miedo a lugares cerrados.
Temor es el miedo a algo que se piensa que ya ha sucedido
La aprensión es la aversión a tocar algo.
El
pánico es el miedo sin fundamento, colectivo y descontrolado
También
existe el susto que es un miedo breve y súbito, procedente de una causa
pequeña,
El
miedo es también un arma de guerra.
El miedo es una característica inherente a la sociedad
humana: está en la base de su sistema educativo (se define por el esquema
básico del premio y del castigo) y es un pilar del proceso socializador.
Buena
parte del sistema normativo se fundamente en el miedo, como muestra el Derecho
Penal.
Desde el ámbito de la ciencia política y la filosofía el
miedo se ha identificado como una de las características de la sociedad
postmoderna. Por primera vez la especie humana se enfrenta a la posibilidad de
su propia destrucción y extinción.
En los ámbitos castrenses, una buena parte del entrenamiento
del soldado y en especial de las fuerzas especiales está orientada al control
del miedo.
El miedo a la enfermedad, a la pobreza, a la guerra y a la
muerte están presentes en la iconografía apocalíptica tradicional.
La
Biblia cristiana hace mención al miedo en su primer libro. En concreto,
el miedo se convierte en atributo humano por causa del pecado original: “Y
llamó Jehová Dios al hombre, y le dijo: ¿Dónde estabas tú? Y él respondió: Oí
tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí.
(Génesis, 3,9)
La religión no es por si misma generadora de temores o
angustias, pero si lo es el discurso político al cual apelan para generar
adoctrinamiento.
Las
religiones monoteístas evidencian un tipo de miedo religioso, el temor de Dios.
Otras religiones, como el budismo, se fundamentan
directamente en la necesidad de evitar el dolor y el sufrimiento, y por tanto,
de manera indirecta, tienen una especial relación con el miedo
En el judaísmo y el cristianismo, el temor de Dios es uno de
los dones del Espíritu Santo, el cual inspira reverencia de Dios y temor de
ofenderlo, y aparta del mal al creyente, moviéndolo al bien. Es el don que nos
salva del orgullo sabiendo que lo debemos toda a la misericordia divina. Por el
temor de Dios se llega al sublime don de la sabiduria.
El temor puede ser saludable, hay un temor propio y otro
impropio. El temor puede hacer que la persona proceda con la debida cautela
frente al peligro y de este modo evite la calamidad; o puede ser mórbido y
acabar con la esperanza, lo que debilita la resistencia emocional y puede
llegar al extremo de ocasionar la muerte.
El
temor de Dios es saludable; consiste en un sentimiento de profunda reverencia
hacia el Creador, y es un temor sano de desagradarle por el aprecio que se
tiene a su amor leal y bondad, y debido también al reconocimiento de que es el
Juez Supremo y el Todopoderoso, Aquel que puede castigar o destruir a los que
le desobedecen.
El Eclesiástico precisa qué se entiende por temor a Dios. No
se trata de un sentimiento que aturde y agobia, que provoca rigidez mental o
pequeñez de espíritu, anulando la voluntad. El temor a Dios nace más bien de la
mirada clara que lleva a descubrir que sólo Dios es digno del servicio del
hombre; sus palabras, las únicas a las que se puede hacer caso; sus caminos,
los únicos que vale la pena seguir; su ley, la única que merece sumisión. Al
mismo tiempo, Dios es el único ante el cual puede humillarse el hombre. El es
el único Dios verdadero, como lo ha demostrado con su inalterable y continua
fidelidad a la confianza que los hombres han puesto en Él. Solamente de Él, y
de nadie más, se puede decir que «es clemente y misericordioso, perdona el
pecado y salva del peligro»
El temor de Dios es el único camino por el que el hombre
llega a ser libre y a liberarse por completo.
El temor de Dios trae confianza y seguridad a los que andan
en integridad (Proverbios 14:26-27)
El temor de Dios es aborrecer el mal (Proverbios 8:13)
El temor de Dios es sabiduría (Job 28:28; Proverbios 1:7; 9:10)
Dios es el dueño de nuestras
almas, y tiene el poder de otorgarnos la salvación eterna o condenarnos.
Dios está permanentemente
mirando todo lo que pensamos, decimos y hacemos, y que El tiene el poder para
premiarnos o castigarnos de acuerdo a nuestra conducta; lo cual nos debería
motivar a ser cuidadosos y apartarnos del mal.
El temor a Dios es un
reconocimiento humilde de que El es Dios y nosotros somos sus criaturas, y por
lo tanto, El es digno de ser temido y reverenciado.
Dios es amor… Aleluya
NOTAS:
UNA DE LAS RAZONES POR LAS CUALES EL MUNDO ESTA EN DECADENCIA ES POR QUE
LA GENTE HA PERDIDO EL TEMOR A DIOS Y SOLO SE ACUERDAN DE ÉL CUANDO ESTAN CERCA
DE LA MUERTE O VIVEN SITUACIONES DE PANICO.
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