Ámate y no seas una de esas personas
que se enredan en la vida debido a una idolatría irracional a la razón en
detrimento del corazón.
Con razones, sinrazones y argucias le dan toda la importancia al pensamiento y desechan los sentimientos.
Para ellos lo prioritario no es amar, es pensar y creer que todo en la existencia tiene que ser lógico y científico.
Pero la vida y el amor se mueven en otros ámbitos y lo sano es armonizar razón y corazón,
pensamientos y sentimientos.
De hecho, también falla aquel que no razona y se deja guiar solo por los sentimientos y los instintos.
Detente y examina tu actuar sin autoengaños.
¿Sigues
tu corazón y al mismo
tiempo le das espacio a la razón?
Un sabio afirmó que el corazón suele tener razones o motivos que la razón no entiende, y es verdad.
Vibra solo en amor y escucha tu corazón en estados de silencio y meditación.
Es tu
mejor brújula.
Con razones, sinrazones y argucias le dan toda la importancia al pensamiento y desechan los sentimientos.
Para ellos lo prioritario no es amar, es pensar y creer que todo en la existencia tiene que ser lógico y científico.
De hecho, también falla aquel que no razona y se deja guiar solo por los sentimientos y los instintos.
Detente y examina tu actuar sin autoengaños.
Un sabio afirmó que el corazón suele tener razones o motivos que la razón no entiende, y es verdad.
Vibra solo en amor y escucha tu corazón en estados de silencio y meditación.
REFLEXION
En el transcurso de la vida, nos encontramos constantemente ante la encrucijada de armonizar la razón y el corazón, de unir los pensamientos y los sentimientos en un equilibrio delicado pero fundamental. Esta tarea es esencial para alcanzar la plenitud y la sabiduría que la existencia nos ofrece. Como seres humanos, hemos sido dotados de la capacidad de razonar y sentir, y la armonización de estas dos facultades es un llamado profundo que nos invita a explorar la riqueza de nuestra propia naturaleza.
En el transcurso de la vida, nos encontramos constantemente ante la encrucijada de armonizar la razón y el corazón, de unir los pensamientos y los sentimientos en un equilibrio delicado pero fundamental. Esta tarea es esencial para alcanzar la plenitud y la sabiduría que la existencia nos ofrece. Como seres humanos, hemos sido dotados de la capacidad de razonar y sentir, y la armonización de estas dos facultades es un llamado profundo que nos invita a explorar la riqueza de nuestra propia naturaleza.
La razón, esa luz que ilumina el camino del entendimiento, nos permite analizar, discernir y comprender el mundo que nos rodea. Es el faro que guía nuestras decisiones informadas, basadas en el conocimiento y la lógica. Sin embargo, si la razón se desvincula del corazón, corre el riesgo de volverse fría e insensible, desprovista de la empatía y la compasión que son tan fundamentales para nuestras relaciones y para la construcción de una sociedad justa y solidaria.
Por otro lado, el corazón es el epicentro de nuestras emociones, el lugar donde nacen la alegría, el amor, la compasión y la empatía. Es el motor que impulsa nuestras acciones con pasión y propósito. Sin embargo, si permitimos que las emociones descontroladas dicten nuestras decisiones, corremos el riesgo de caer en la impulsividad y la irracionalidad, sin tener en cuenta las consecuencias a largo plazo.
La armonización de razón y corazón no implica la supresión de uno en favor del otro, sino la integración consciente y equilibrada de ambos. Es el arte de tomar decisiones informadas, nutridas por la sabiduría de la razón y el amor compasivo del corazón. En este delicado equilibrio, encontramos la verdadera plenitud y entendemos que nuestras acciones pueden ser tanto racionales como amorosas, lógicas y compasivas.
Pensamientos y sentimientos, cuando se entrelazan armoniosamente, nos permiten vivir de manera más auténtica y plena. Nos convertimos en seres más comprensivos, capaces de empatizar con los demás y de contribuir a la construcción de un mundo más justo y solidario.
La armonización de razón y corazón es un viaje interior que nos lleva a descubrir la riqueza de nuestra propia humanidad y a reconocer la divina sinfonía que se crea cuando integramos plenamente nuestras facultades mentales y emocionales.
Que en nuestra búsqueda de paz y armonía, encontremos la guía divina para equilibrar nuestros pensamientos y sentimientos, para tomar decisiones que reflejen la sabiduría y el amor que nos han sido regalados. Que en este proceso, encontremos la paz y la plenitud que solo puede surgir cuando abrazamos con humildad y gratitud la maravillosa interconexión de razón y corazón en el tapiz de nuestra existencia.
Amen.
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