Parece
que una siempre necesita un golpe más abajo, para garantizar que vale la pena
soltar los remos.
El amor no se rema.
No se insiste.
No
se busca.
No se pide.
No se regatea.
No se negocia.
No se espera.
No
nada.
El
que te ama llega solito donde quiere llegar. No hace falta que le tires una
soga.
Querete,
boluda.
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