Cuando las dudas y los miedos te acosen, busca guía con la persona con
experiencia, no con quien tiene la teoría.
Antes de actuar, reflexiona, escucha tu corazón y,
si no quieres que se sepa lo que haces, no lo hagas.
Cada mañana cuando te levantes, da gracias por el nuevo día, revístete de amor y vístete con una sonrisa.
Saluda cada día como una buena aventura y valora mucho el tiempo
porque es como el discurrir de un río: no vuelve.
Las personas creen en ti si eres honesto, coherente y nunca haces
promesas que no puedes cumplir.
Sé bien consciente de que eres dueño de tu silencio y
esclavo de las palabras que pronuncias.
Todos los sabios han amado el silencio porque es una gran
fuente de sabiduría, y
es mejor cuando lo disfrutas en meditación.
Alégrate si cada día juzgas menos o ya no lo haces, juzgar es una plaga y ser
compasivo es un bello regalo.
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