·
Tener la debida reverencia y respeto por Él, y hacer todo
lo que se requiere de nosotros para servirlo. (Salmos 89:
7; Hebreos 12: 28-29)
·
Estar frente a Su rostro en todo lo que hacemos para ser
agradables a Él, sin dejarnos influenciar por querer recibir una buena opinión
de las personas. (1 Pedro 1: 24-25)
·
Saber que no debemos cuentas a nadie más que a Dios por
nuestras acciones.
·
Temer actuar en contra de Su voluntad.
·
Temer deshonrarlo con nuestras acciones. Esto asegurará que actuemos con rectitud, amor y bondad hacia nuestro
prójimo.
·
Temer tergiversarlo a Él o a Su
Palabra en el mundo.
·
Temer tomar a la ligera el peso y la importancia de a lo
que Dios nos ha llamado, y del ministerio que nos ha dado.
·
Un odio por el pecado y una seriedad
acerca de cuán pecaminoso es. (Romanos 7:13)
Amarlo con todo nuestro corazón, con toda
nuestra alma, con todas nuestras fuerzas, y guardar Sus mandamientos.
(Deuteronomio 6: 4-5; Deuteronomio 10: 12-13; Mateo 22: 36-38)
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