El
silencio es más que ausencia de sonido, es una actitud de vida, un estado de
total atención amorosa.
Si te aquietas, tus oídos y todo tu ser son una caja de
resonancia para la sinfonía del universo.
Ánimo, busca lugares tranquilos, aléjate del bullicio y
escucha la canción del agua y del viento.
Tienes
más paz y armonía cuando inviertes en relajarte
parte del tiempo que gastas frente al televisor o en Internet.
Siempre
tienes tiempo para amar el silencio y meditar,
es cuestión de organizar bien tu agenda.
Al
relajarte controlas mejor tus emociones, te aplacas y destierras emociones
tóxicas como odio, culpa y rabia.
Enamórate
de la naturaleza, abraza los árboles y descubre a Dios
en una mariposa, una hoja o una piedra pulida por el agua.
Maravíllate con el vuelo de una libélula y el
canto de los pájaros.
Siente el milagro de estar vivo.
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