En
tus decisiones ten siempre en cuenta el beneficio de los demás y elige lo que
beneficia a la mayoría de personas.
Tu más alta gloria está en servir.
Disfruta la alegría que nace de dar y darse
sin esperar recibir.
Recuerda que tu cara y tu cuerpo son el
reflejo de tu estado interior.
Cuida el aspecto de tu rostro, sonríe y regala miradas
de amor.
Que
tu cuerpo refleje la
serena armonía de quien ha aprendido a caminar en el sendero de la paz
interior.
Sé
un ser humano al servicio de la humanidad y todo lo que hagas o digas sea para gloria de Dios
y la humanidad.
Elige hacer siempre el bien y caminar
en el amor y la verdad.
Tu
misión es ser feliz y hacer felices a los demás.
Céntrate con amor en la dimensión del
ser y disfruta de sosiego en sintonía con Dios y el Universo.
Siéntete uno con el Padre, con los
demás y con el cosmos.
Todos
somos uno sin ninguna separación.
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