Dios
llama a Abraham cuando es un anciano de setenta y cinco años y debe abandonar
su tierra y sus parientes.
Dios
llama a Moisés cuando es un fugitivo y un forastero en una tierra extraña.
Dios
llama a Gedeón en medio de la pobreza y él no se
considera capaz de librar a su pueblo:
"¿Cómo puedo salvar a Israel? Mi familia es la más humilde y
soy el último de la familia de mi padre.
Al rey Saúl lo elige de una de tribu pequeña y de las
menos importantes de Israel.
A
David lo llama cuando es un pastor jovencito
en el que ni su padre ni Samuel han pensado: 1 Samuel 16.
Al
rey Salomón lo convoca cuando no tiene ninguna experiencia para asumir un
reinado.
Al profeta Jeremías cuando es solo un muchacho:
"Ay, Señor, ¿cómo podría hablar yo que soy un muchacho?".
Piensa
en todo esto.
Valórate y confía en Dios, sea como sea.
Valórate y confía en Dios, sea como sea.
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