El universo es fiel a un lento y hermoso proceso evolutivo que el
teólogo y científico Teilhard de Chardin sintetizó así con maestría:
“De la materia a la vida, de ella al conocimiento y de este al espíritu, del espíritu a Dios: hilosfera-biosfera-noosfera-pneumosfera-Dios”.
La violencia y la inmoralidad no son un invento reciente y desde las
cavernas hemos estado en guerra.
Ningún déspota actual se le acerca ni de lejos a un monstruo
llamado Nerón y hay que amentar una lacra llamada esclavitud.
Hace menos de 100 años las infecciones eran mortales y solo hace unas décadas que derrotamos la polio, la viruela y la fiebre amarilla.
En suma, el balance evolutivo es de constante mejoramiento
y la misión es la de dejar
este mundo mejor de lo que lo encontramos.
Confía y no te afilies al club de los
quejumbrosos. “Sea que te resulte claro o no, el mundo marcha como debiera”, Desiderata.
Si sabes leer la historia es claro que todo tiempo pasado
fue peor, aunque los nostálgicos digan lo contrario.
“De la materia a la vida, de ella al conocimiento y de este al espíritu, del espíritu a Dios: hilosfera-biosfera-noosfera-pneumosfera-Dios”.
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