Tenemos
conciencia de la cantidad de veces que miramos hacia atrás para tomar alguna
decisión?
El
pasado marca una huella en nuestro ego, en nuestra personalidad...
Pero
para nuestro Ser, para nuestra Esencia, todo transcurre en un Eterno Presente.
No hay pasado ni futuro, sólo existe este instante.
Por eso, debemos imaginarnos a esa huella como una pisada en
la arena, a la orilla del mar, que puede ser fácilmente borrada con la primer ola que la cubra.
Todo lo que vivimos en el pasado ha contribuído a que
lleguemos a este presente.
Han
sido experiencias que se fueron desarrollando en el momento indicado.
Experiencias necesarias para llegar a este presente.
Tendemos a actuar en el presente en base a situaciones que
protagonizamos en el pasado.
Reaccionamos
teniendo en cuenta situaciones pasadas. Juzgamos a los demás basándonos en sus actos pasados.
Debemos
aprender a ver cada momento, cada situación, como algo nuevo.
Despojado de las ataduras del pasado, envuelto en el Amor
del presente...
Por supuesto que no es fácil dejar de mirar hacia atrás. Pero sería bueno
comenzar, poniéndonos en el rol de observadores, y no de protagonistas. Tratar de ver las situaciones
pasadas desde afuera.
Al observar al pasado poniéndonos en el rol de protagonistas, revivimos todas
esas sensaciones , y
las traemos al presente. De esta forma, estamos respondiendo a
situaciones presentes con sentimientos que vienen de situaciones pasadas.
Lo que hacemos es tratar de buscar en el pasado hechos que justifiquen nuestras
actitudes ante determinadas situaciones. Buscamos excusas para
justificar la culpabilidad del otro, y no aceptar la propia.
Creemos
que por cada situación, siempre debe haber uno que tiene razón y otro que no.
Nosotros no somos nuestra personalidad, no somos nuestro ego.
Somos
Esencia Divina, partes de un Todo que es Amor.
Al ser parte de ese Amor Divino, no debemos permitir entrar
a la culpabilidad a nuestro presente.
Tenemos
que entender que la Verdad es una sola, y compartida.
Nadie
puede ser dueño absoluto de la Verdad.
Debemos aprender a vivir cada momento como si fuera el único
que existiera, sin pensar
en pasado ni en futuro. Aprovechar este instante eterno.
Reaccionar ante cada instante sólo con Amor Incondicional, Amor Eterno, Amor
Divino...
Borremos
nuestro pasado con una oleada de Amor y de agradecimiento hacia Dios, y
comenzemos a vivir pensando en este instante.
Que Dios nos siga bendiciendo
con SU AMOR...
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