No
hay reglas o leyes que sean de aplicación absoluta y universal. Los
convencionalismos que la sociedad impone pueden ser o no de aplicación para ti
según lo que tú decidas.
Existe gente para la cual todo lo que sienten o lo que
les pasa es responsabilidad de los demás. Otro tipo de gente, por el contrario,
asume la responsabilidad de sus propias acciones y sentimientos. Creer en la
suerte o en el destino, implica pensar que no puedes hacer nada por modificar
tu situación.
Echar
la culpa a otra persona por lo que te pasa no servirá para que eso deje de
pasar. Vivir imitando lo que otros hacen no hará que te sientas más satisfecho
contigo mismo. Tanto lo uno como lo otro implica falta de aprecio por tu capacidad
para elegir y decidir.
Nadie puede tener siempre la razón. De la misma manera,
habrá cosas que no se pueden catalogar inflexiblemente como buenas o malas,
correctas o incorrectas. Las personas son diferentes y pueden opinar de manera
diferente. Lo que tú juzgues como bueno para ti puede no ser bueno para otro, y
lo mismo ocurre en el caso inverso.
Cuando
debes tomar una decisión, tienes que pensar cuáles serán las consecuencias de
decidir de una manera o de otra. Lo que deberías evitar es juzgar los
resultados como buenos o malos según un punto de vista que no sea el tuyo.
La necesidad de hacer siempre las cosas como se deben
hacerlas, del modo que es correcto, produce una angustia constante y conduce a
la desesperación cuando no se lo ha conseguido. Aferrarse, por ejemplo, a la
etiqueta social puede ser una buena fuente de quebraderos de cabeza, que
podrían ser evitados pensando que cada uno puede decidir por su cuenta la mejor
manera de hacer las cosas si con ello no ocasiona algún perjuicio a los demás.
Atenerse
a las leyes y los reglamentos ha provocado en algunas ocasiones horribles
consecuencias para la Humanidad. Por el contrario, personas tildadas de
anticonvencionales, que han osado desafiar las reglas de la sociedad, han sido
con frecuencia las que han hecho aportes significativos al progreso de esa
misma sociedad.
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