La creatividad, los cuidados personales y las fantasías,
algunas de las pautas.
Es
bastante común que las parejas vean reducidos sus tiempos y espacios íntimos.
En
la mayoría de los casos, el deseo sexual en la pareja no se pierde… Lo matamos.
Y asistimos a ese funeral de la pasión con la certeza de que nada tenemos que ver al respecto.
Simplemente partimos de la premisa de que se trata de un proceso natural e
inevitable. Pero, si analizamos las formas de homicidio más comunes del
deseo, acaba uno dándose
cuenta de que con frecuencia se trata de una muerte evitable.
Es
bastante común que las parejas vean reducidos sus tiempos y espacios íntimos.
Los hijos, el trabajo, la formación profesional y la rutina hacen que los
momentos que comparten ellos (solamente los dos) sean cada vez más pobres en cantidad y calidad. Y,
si no se tiene intimidad emocional con la pareja, se pierden esos motores fundamentales del
deseo que son el diálogo, la diversión, los roces sensuales y la complicidad.
Los seres humanos somos “animales de costumbres”, y
nuestro rutinario cerebro también encuentra unos cuantos pasos y guiones que,
en un principio, funcionan y dan paso a una sexualidad satisfactoria.
Sin embargo, no pasará mucho tiempo para que esa medicina
sea más un problema que una solución. Ya sabe uno con quién lo va a hacer y las acciones y el
paso a paso que luego ya no sorprenden en lo más mínimo. A veces este
panorama se completa con una imagen personal descuidada, juegos sexuales
sumamente breves, caricias y besos demasiado directos y un diálogo ausente.
Porque –aunque sea evidente– es necesario expresar a través de la palabra
aquello que nos atrae sexualmente, los estímulos y fantasías que activan el
deseo, así como aquellas conductas que lo entierran.
Más allá de las numerosas causas médicas y psicológicas
de la pérdida del deseo sexual, hay otras tantas situaciones de pareja que lo
afectan inevitablemente: las
emociones negativas (como culpa, angustia, enojo, resentimiento), los
conflictos, las peleas, el enfocarse en el rol de padres olvidando que –ante
todo– son una pareja, las dificultades económicas y las infidelidades.
Lecciones
para no enterrar la pasión
Primero
su imagen
Cuide la estética, primero para que se sienta bien al
mirarse al espejo, pero también pensando en lo que le gusta a su pareja. Use la
ropa que destaque las partes que considere más atractivas de su cuerpo;
aproveche las variantes que le permiten los peinados, el maquillaje y los accesorios;
cambie su ‘look’ de vez en
cuando, y sorprenda con un estilo diferente.
Recupere
los detalles
El romanticismo nunca pasa de moda. Abrir la puerta, servir la
bebida, dar el paso, regalar algo que usted sabe bien que su pareja desea -por
más pequeño que sea-, besar su mano… Y no crea que solo son acciones del hombre
hacia la mujer. El hecho de que ella le regale una flor o se arrodille
simbólicamente para besar su mano será un detalle bonito y que lo va a
movilizar emocional y eróticamente.
Vuelva
a la sensación de una ‘primera cita’
¿Por
qué no encontrarse en un sitio, como si fueran dos desconocidos? Puede
ser el lugar en donde se vieron por primera vez. Ya juntos, en ese momento
especial, jueguen a mirarse, a coquetearse, a hacerse preguntas con el fin de
saber más. Posterguen el momento del beso, y dejen el final abierto a la
imaginación.
Mente
creativa
El misionero es excitante, hasta que se torna en rutina.
Y no digo que se ensaye ‘el helicóptero’ o ‘el salto del tigre’, pues no todos
los cuerpos son tan acrobáticos, pero al menos explote su imaginación, incluso usando ayudas como una
silla, la mesa de la cocina o incluso la lavadora. Cambie de sitio, practique un
acto sexual rapidito o prolongado al estilo tántrico. Explore el cuerpo
de su pareja, juegue con todos los sentidos, en especial los más olvidados, como el olfato y el oído,
esenciales para el goce de las mujeres. No les tenga miedo a los juguetes y juegos, tan comunes
hoy.
A
propósito del beso
Al decir ‘beso’, me viene una sensación mágica a la
mente. Porque los besos, que están en vía de extinción, son la principal herramienta para revivir la
pasión. Dedique un tiempo extenso, no menos de una hora, solo a besarse con su pareja.
Primero uno de los dos elige cómo le gusta besar y ser besado, mientras que del
otro lado el “trabajo” será leer las intenciones y seguirlas.
El
poder de las fantasías
Dediquen
diez minutos al día a imaginar idea excitantes. Luego, elija junto a su
pareja cuáles llevar a la práctica. Aquí algunas claves:
Los hombres son más visuales, directos y enfocados en la
estimulación genital.
Las mujeres son más auditivas, olfativas y de preferencia
por una estimulación más amplia de zonas erógenas.
El deseo puede mejorar si se reducen los inhibidores
sexuales y se incrementa el estímulo sexual.
La pérdida del deseo sexual, cuando no se trata a tiempo,
puede llevar a disfunciones sexuales, así como a conflictos graves de pareja.
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