Aunque
nuestra neurofisiología para el amor se forma en las primeras etapas de nuestra
vida (cuando se forma nuestro cerebro y nuestras redes neuronales), el cerebro
es permeable e influible a través del cuerpo, de nuestros pensamientos y de
nuestras emociones.
Aumentar nuestra capacidad de amar, y con
ello, mejorar nuestra salud mental y física, y también la de todas las personas
a nuestro alrededor y la del sistema social en su conjunto es posible, desde el
mismo momento en que tomamos CONCIENCIA.
Tomar conciencia (salir de Matrix), y darnos
cuenta del inmenso poder que hemos dejado en el inconsciente, en la sombra, en
nuestra represión y en nuestra ceguera emocional. En todo lo que tuvimos que sufrir o reprimir desde
pequeños para ser aceptados y amados. En nuestra represión sexual. En nuestra
represión del placer corporal. En nuestra desconexión con nuestros
órganos del cuerpo, especialmente de las mujeres con nuestro útero, principal víctima
del dominio patriarcal. En nuestra baja autoestima. En nuestra escasa capacidad
para amar de verdad a nuestros hijos, a nuestros cónyuges, a nuestros amigos, a
nuestros prójimos. Para tolerar, para
acompañar, para respetar la libertad del otro.
Sí, las cuotas de amor (placer) y desamor
(displacer) primarios fueron las que nos hicieron así: egoistas o vanidosos o neuróticos o violentos
o agresivos o miedosos o deprimidos o ansiosos o competitivos o solidarios o
tímidos o frígidos o cariñosos o sociables o felices o infelices o sanos o
enfermizos... pero ¡podemos cambiarlo!
Aunque es mucho más difícil hacerlo después de
adulto, y sería preferible evitarlo a través de una crianza y una educación más
amorosas y respetuosas, no es imposible. Todos los caminos que cité en el primer párrafo son
buenos. Desde afuera o desde adentro. Desde el cuerpo o desde la mente.
Desde el sexo o desde la meditación. Desde el ejercicio físico o la creatividad
intelectual. Desde la liberación del cuerpo y de la mente. Desde la aceptación de lo que
somos: altos, bajos, gordos, flacos, negros, blancos, viejos, jóvenes, pobres,
ricos, religiosos, ateos, homosexuales, heterosexuales, bisexuales, mujeres,
hombres... Acariciarnos y mimarnos. Abrir los canales del placer y de la
auto-aceptación, de la oxitocina y de las serotoninas. Aceptarnos y amarnos en
nuestro valor único, en nuestra combinación única de amores y desamores.
Desde
la re-conexión con nuestros instintos, con nuestro cerebro límbico y con
nuestro cerebro reptiliano primitivo. Desde la maternidad
y la paternidad conscientes, como talleres maravillosos que nos permiten
reconectarnos con el niño desamparado que fuimos e intentar disminuir esas
cuotas de desamparo y agresividad hacia nuestros hijos. Desde ahora. Desde ya.
Desde este mismo instante. Nunca es tarde para despertar, para darnos cuenta.
Nunca es tarde para salir de Matrix y encontrar la fuente de amor inagotable
que mana desde nuestro centro, y que tuvimos que reprimir para ser aceptados o
queridos del modo en que unos seres imperfectos de los que dependía nuestra
supervivencia, pudieron limitadamente aceptarnos o querernos.
"La energía de amar se conquista en la
Tierra como un bien singular a partir de la vida lúcida y de la evolución
consciente" (Paloma Cabadas, psicóloga, escritora, formadora, autora de No
nos educan para amar)
Amémonos ya, ahora mismo. Tal como somos. No
esperemos a "cambiar" para ajustarnos a unos patrones externos y
entonces aceptarnos. Acéptemonos
ya, ahora mismo. Desde nuestra propia mirada, desde nuestro propio centro. Y
habremos crecido. Y comenzado a sanar. Todo comenzará de nuevo a fluir en
nuestro cerebro y en nuestros cuerpos, y a nuestro alrededor, hasta contagiar y
sanar a todo el planeta.
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