VUELO DEL ALMA

Vuelo del Alma (Reflexión de un sacerdote católico)

En la quietud de la capilla, donde la luz del candelabro baila en las paredes y los susurros de los fieles se desvanecen en el eco del silencio, he llegado a contemplar el misterio del vuelo del alma.

Como sacerdote, he sido testigo de cómo nuestras almas, como aves libres, buscan elevarse más allá de las limitaciones terrenales. En su vuelo, se encuentran con las tormentas de la vida, enfrentan vientos adversos y luchan contra las oscuridades de la duda y el miedo.

Pero así como el águila se eleva majestuosamente sobre las corrientes de aire, nuestras almas pueden encontrar fuerza en su fe, en su conexión con lo divino. Es en esos momentos de mayor adversidad cuando descubrimos que nuestras alas están tejidas con hilos de esperanza y amor.

El vuelo del alma nos recuerda que estamos destinados a trascender, a elevarnos por encima de las preocupaciones mundanas y a encontrar refugio en la luz eterna del amor de Dios. Es un viaje de transformación, donde cada desafío nos fortalece y cada tribulación nos acerca un poco más al cielo que llevamos dentro.

Que en nuestro viaje espiritual, nunca perdamos de vista el horizonte de la fe, y que nuestras almas sigan elevándose como las aves al amanecer, en un constante vuelo hacia la morada del Altísimo.

Cuando el camino se hace cuesta arriba, NO LO DEJES.
Cuando las cosas andan mal —como a veces sucede— NO ABANDONES.
Cuando no consigas resultados, y se sumen los problemas, NO TE RINDAS.
Cuando quieras sonreír y sólo puedas suspirar, NO TE CAIGAS.
Cuando la suerte te sea adversa y no encuentres fuerzas para seguir, NO RENUNCIES.
Cuando no encuentres compañeros de lucha, NO TE APURES.

¡Hay manos que sostienen las tuyas! Cree y Siente en cada minuto de tu vida, deja que tu alma " vuele libre " por los jardines hermosos de la confianza en algo superior que llega donde nuestra visión no puede alcanzar, pero sí nuestro corazón puede sentir.