Esa
pequeña palabrita pero tan difícil de pronunciar. Muchas personas sufren
enormes cantidades de estrés y ansiedad por culpa de decir que SI a todo menos
a sí mismos.
Temen parecer egoístas si dicen NO o que perderán el tren
de la oportunidad.
Y puede que tengan razón en ese ultimo caso, pero
sencillamente hay otras ocasiones y contextos en los que no haber dicho NO se
puede volver una tortura. Decir NO es una habilidad que muchas personas de
éxito han reconocido.
¿Qué
induce a la gente a decir que sí?
Halago:
La gente que quiere que les des un sí intentará convencerte para que aceptes su
petición mediante halagos. Los halagos no son malos en sí, pero debes saber ver
cuándo estos halagos son interesados y cuándo no.
Presión:
En muchas ocasiones dices que sí porque te sientes presionado por compañeros de
trabajos, amigos o familiares. No es fácil decir que no ante una intimidación.
Por eso es tan importante ser asertivo y guardar la calma sin precipitarte en la
decisión que tomes y, sobre todo, que esta decisión sea una decisión tomada
libremente.
Queja:
La queja es un recurso muy utilizado por las personas para que accedas a decir
que sí a sus peticiones. Ten cuidado cuando, después de una queja, la persona te
pide que hagas algo por ella. Hay que ser consciente de la queja y de su
sinceridad y gravedad. Una buena manera de lidiar con la queja de alguien es
ser empático, es decir, escuchar al otro sin necesidad de darle una respuesta.
Culpa:
Seguramente el sentimiento de culpa es una de las razones más potentes por las
que la gente dice sí cuando quería decir que no.
¿Por qué es tan difícil decir que no?
Lo cierto es que no existe una única respuesta. Aquí van
cuatro posibles razones:
Necesidad
de aprobación.
Sentimiento
de culpa.
Miedo
al rechazo
Miedo
a las críticas
Estas
cuatro razones seguramente sean las cuatro razones más poderosas por las que a
la gente le cuesta tanto decir que no. Pero saber decir que no es
necesario para forjar también tu propia identidad frente a los demás. Para construir esta
fuerte identidad que te permitirá decir que no en determinadas situaciones,
aquí tienes algunas pautas que te serán de utilidad y que puedes llevar a la
práctica en el momento en que debas tomar una decisión.
Tú tienes derecho a decir que “No”, porque tienes tus
propias prioridades y necesidades, como el resto de las personas. Cuando dices
“No”, estas estableciendo tus límites, tus valores, tu tiempo y tu espacio.
10
Consejos para aprender a decir que NO sin sentirse culpable
1.
Tómate tu tiempo.
Muchas veces aceptas una invitación o un trabajo
suplementario porque das tu respuesta inmediatamente. ¿Porque responder
enseguida? Solicita un tiempo de reflexión antes de dar tu respuesta.
2.
Se empático, no simpático.
No hay que confundir la empatía con la simpatía. Mientras
que la empatía se centra en escuchar al otro, la simpatía tiende a responder al
otro. Y con frecuencia esa respuesta tiende a ser que sí porque al querer ser
simpáticos lo que se tiende es que obtener la aprobación del otro.
3.
Acepta que no puedes con todo.
Si no eres capaz de decir que no, puede que llegue un
punto en que acabes viviendo la vida que han elegido los demás en lugar de la
tuya. Lo que sucede es que decir que sí a todo provoca que tu vida pase a un
segundo plano, es decir, dediques buena parte de tu tiempo a satisfacer los
deseos y las necesidades de los demás poniéndote a ti en segundo lugar. De lo
que se trata es de establecer prioridades y ser consciente de que la ayuda que
quieras dar sea una decisión propia y tomada libremente. Se puede ser solidario
y cooperador sin necesidad necesidad de decir que sí a todo el mundo.
4.
Sé rotundo sin ser agresivo.
Tan importante es decir que no como la manera en que
dices que no. De lo que se trata es de decir que no de una forma clara, calmada
y nada agresiva. Hay que decir no una vez y solamente no.
5.
Evita usar la expresión “es que” después de un no.
Es importante que seas breve a la hora de responder que
no a una petición. Para decir que no basta con un simple no. Me explico. En
ocasiones, al sentirte culpable por decir que no, después de decir no a una
petición introduces la expresión “es qué”. Por ejemplo: No, es que no tengo
tiempo. Cuando introduces la expresión “es que” lo único que haces es mostrar
inseguridad y tu “no” pierde toda la fuerza que tenía al principio.
6.
Entrena el no.
Si sabes de antemano que te cuesta decir que no, entonces
es necesario que practiques por tu cuenta y te entrenes para decir no a las
personas, basta con que te pongas frente a un espejo y repitas frases como: “Lo
siento pero no podré hacerlo”, “Desgraciadamente me resultará imposible”. De lo
que se trata es de que visualices posibles situaciones en las que sabes que la
gente te preguntará algo que sabes que la respuesta debe ser no.
7.
No tengas miedo.
Una decisión nunca debería tener ningún tipo de coacción.
Pero bien sabes que la coacción, directa o indirecta, está presente en muchas
de las peticiones que te hacen. La gente acostumbra decir que sí porque tiene
miedo a perder su trabajo, a perder amigos, a perder el favoritismo de un padre
o una madre frente a sus hermanos. Decir que sí por miedo es ir perdiendo
paulatinamente tu autoconfianza y tu autoestima. Saber decir que no es, de
alguna forma, aprender a renunciar a algo y esa renuncia siempre irá acompañada
de incertidumbre, una incertidumbre que debes evitar que se transforme en
miedo.
8.
Mantén un lenguaje corporal firme.
No sólo hay que saber decir que no de palabra. También es
importante saber decir que no con tu lenguaje corporal. ¿Cómo hacerlo?
Mira a los ojos de la persona a la que le dices que no.
Mantén los brazos y las manos firmes.
No juegues con pendientes, collares, relojes, pulseras.
No cruces tus brazos sobre el pecho.
9. Discúlpate
sólo lo necesario.
No es malo disculparte tras decir que no, pero esta
disculpa debe estar proporciona a la negativa que acabas de dar. Se puede dar
una disculpa sin dejar de ser asertivo. De lo que se trata es de que la
disculpa no sea desmesurada porque esto lo que hace es debilitar el no que has
dado. Aquí van algunos ejemplos de disculpas moderadas.
Lamentablemente la respuesta es no.
Siento tener que decir que no a tu propuesta.
10.
Procura que el “no” sea un “no” cerrado, sin opciones.
Si ya es difícil decir que No una vez a alguien,
imagínate tener que decirlo varias veces. Esto sucede cuando el “no” que das es
un “no” abierto, es decir, un “no” que deja una puerta abierta a un posible sí
más adelante. Pueden darse casos en que un “no” abierto sea necesario y quiero
dejar claro que no es algo que se vea como negativo. Lo que quiero darte a
entender es que cuando la decisión de tu “no” es firme, debe ser una opción
cerrada para ti y para quien recibe tu “no”. Aquí te dejo algunas respuestas que
dejan un no abierto.
Creo
que no. Me parece que no. Seguramente no. De momento no. No, pero…
La
mitad de los problemas vienen de decir SI demasiado pronto, y la otra mitad
vienen de decir NO demasiado tarde.
Saber decir que no.
A
modo de conclusión.
Saber
decir que no sin que te sientas culpable es una forma inmejorable de reafirmar
tu propio yo y tu autoestima. Diciendo que no al otro estás demostrando que
tienes personalidad y criterio. Y todo ello sin sentirte culpable por la
decisión que has tomado.
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