Estrés en el trabajo
En el contexto de crisis económica y precariedad del mercado de trabajo actual, cada vez es más frecuente encontrar trabajadores/as sometidos a altos niveles de estrés en su puesto de trabajo. La mayoría de las veces las empresas no niegan que existe un problema de estrés entre su personal pero considerando que este nivel de estrés perjudicial tiene que ver, no con la empresa y su método de trabajo, sino con las características de personalidad de los trabajadores/ como. Nada más lejos de la realidad: los riesgos psicosociales en la empresa están relacionados a unas condiciones de trabajo muy duras, con ritmos muy altos, con estilo de liderazgo inadecuado, con exigencias demasiado altas, con tareas poco o nada definidas, etc. , el estrés estaría relacionado con la organización del trabajo.
“El
trabajo más productivo es el que sale de las manos de una persona contenta”. (Victor Pauchet)
Pero, ¿cómo se define el estrés en el trabajo? El estrés en el ámbito laboral
se define como el conjunto de reacciones emocionales, cognitivas, fisiológicas
y de conducta que sufre la persona, ante ciertos aspectos adversos o nocivos,
del contenido, la organización o el entorno del trabajo. Se trataría, en
fin, de un estado que se caracteriza por altos niveles de excitación y
angustia, con una frecuente sensación de no poder hacer frente a la situación
estresante.
¿Qué tipo de consecuencias puede tener para la persona la
exposición a un estrés prolongado? Un poco de estrés es bueno, nos ayuda a tener un rendimiento óptimo en
el trabajo. Pero, cuando la situación estresante no se resuelve
satisfactoriamente en mucho tiempo, la alta activación que sufre el organismo
de la persona, hace que éste enferme, sufriendo una serie de consecuencias,
tanto físicas como psicológicas:
Posibilidad de sufrir problemas cardiovasculares, úlceras, dolores
músculo-esqueléticos, etc.
Ansiedad,
depresión, trastornos psicosomáticos, insomnio, etc.
Abuso de sustancias para intentar “controlar” la
ansiedad: beber alcohol,
fumar, etc.
Además de estas consecuencias físicas y psicológicas,
también existen una serie de efectos en la esfera social del trabajador/a, que
tiene su reflejo en el ámbito familiar: conflictos con la pareja, con los hijos, etc,
debidos a una posible falta de atención o abandono progresivo de sus
responsabilidades familiares, debido a su problema en el ámbito laboral.
La empresa también se ve afectada por el nivel de estrés
elevado de su plantilla, en forma de: mayor absentismo, bajas injustificadas, bajo rendimiento
del trabajador/a o el posible aumento de la conflictividad laboral.
¿Qué pueden hacer las empresas para reducir el nivel de
estrés de sus trabajadores/as?
No es demasiado costoso introducir ciertos cambios en las
organizaciones de cara a mejorar el clima laboral y con ello, reducir el nivel
de estrés de las personas. Más
bien, es un problema de cultura organizativa.
Facilitar
la conciliación entre vida laboral y familiar, potenciado, entre otras medidas,
la flexibilidad horaria.
Fomentar la colaboración entre los empleados y entre
estos y sus jefes/as, potenciado, por ejemplo, el trabajo en equipo.
Apoyar
al trabajador/apara que pueda desarrollar todo su potencial de conocimientos y
habilidades, así como facilitar un aprendizaje continuo.
Fomentar la autonomía de la persona, potenciando la toma
de decisiones que se relaciona con los métodos de trabajo o el orden de las
tareas.
Garantizar un trato justo. Proporcionar a las personas un salario justo o garantizar la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres.
Fomentar la claridad y la transparencia organizativa: definiendo los puestos de trabajo, las tareas indicadas y el margen de autonomía.
Potenciar el uso del “refuerzo positivo” y la comunicación por parte de los jefes/as.
Adecuar la carga de trabajo a la jornada laboral.
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