La gente tiene sus planes
pero Dios sigue otro guión.
Cuando se ven realidades
terriblemente oscuras, en ellas se están gestando cosas maravillosas.
No hay pueblos condenados, los pueblos pueden salir adelante; en tiempos largos, pero salen
adelante.
Los pueblos pueden
reconstruir su historia y viven procesos absolutamente milagrosos.
Entre muchos otros, Alemania es un ejemplo de eso y también lo es el
Japón, arruinado al fin de la Segunda Guerra Mundial.
Hay que creer y perseverar
porque la historia de cada ser y del universo avanza gracias a la dialéctica
entre la luz y la sombra.
Nunca estamos condenados sin remedio y de grandes males brotan inmensos bienes como la paz.
Cuando todo se confabula contra ti, necesitas calmarte, estar más con Dios, buscar
ayuda y apelar a lo mejor de tu ser.
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