Cada día hay más personas que espantan
el estrés, la ansiedad, la fatiga o las penalidades con al arte de meditar.
Para
practicarlo no necesitas técnicas ni posturas especiales, solo necesitas relajación,
observación y serenidad.
Es
mejor si en la meditación te haces consciente de la conexión con Dios y si
creas el hábito de hacerlo varias veces en la semana.
Te ayuda respirar bien y de forma
pausada, también
estar bien sentado o recostado en silencio o escuchando una música calmada.
Es mejor cerrar los ojos y visualizar
algo hermoso, o recrear escenas de tu vida para aprender algo, o profundizar un
texto sagrado.
En la
medida que más lo practicas, más fácil te es llegar a estados de mucha paz o
alcanzar estados alterados de consciencia.
Es
bueno reconocer cuáles emociones te perturban, identificar en qué parte del
cuerpo las sientes, bañarlas con luz divina y soltarlas.
Aprende a ser consciente de todo, de tu
mente, de tu alma, de tu cuerpo y tus emociones, del lugar, de estar vivo.
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