En
un mundo perfecto, cada persona con la que interactuamos debería ser agradable,
considerada, generosa y de mente abierta
En ese mundo perfecto deberíamos establecer relaciones cordiales y podríamos
aprender de cada encuentro
Sin embargo, no vivimos en un mundo ideal, y todos los días nos vemos
obligados a lidiar con
actitudes que nos crispan los nervios
De hecho, es difícil que quienes pasan toda la jornada en
contacto con la gente, no encuentren a personas que se comportan como camiones
de basura, siempre dispuestas a descargar sobre alguien su propio hastío,
tristeza, rabia o preocupación.
¿Cómo
lidiar con estas personas sin enfadarse y sobre todo sin perder el equilibrio
emocional?
1 Asume
que no puedes agradarles a todos
A veces creemos ciegamente en el karma
Es decir, pensamos que porque seamos buena gente, las
personas también nos tratarán bien, que recibiremos todo lo que enviemos al
universo
Sin embargo, en muchos casos no es así
Pensar que esta ley se cumplirá a rajatabla es como creer
que un león hambriento no nos atacará solo porque somos vegetarianos
Las personas inteligentes son conscientes de eso.
Estas personas saben que los conflictos y los desacuerdos
son el resultado de las diferencias en el sistema de valores y la forma de
pensar
En realidad no se trata de algo negativo, tan solo es una
constatación de que cada quien es único y no siempre es posible encontrar a
personas que compartan nuestra visión de la vida
Cuando
te encuentres con personas difíciles, no intentes agradarles, asume que existen
diferencias y limítate a buscar los puntos en común y evitar los desencuentros.
2
Ignora lo que no te gusta y céntrate en lo positivo
A veces, ignorar implica responder con inteligencia
Es cierto que no siempre es sencillo encajar las críticas
o el resentimiento gratuito con buena cara, pero se trata de una habilidad
esencial si quieres mantener tu equilibrio emocional
Siempre habrá personas que intenten descargar sobre ti su
mal humor
No puedes evitarlo, pero puedes decidir cómo reaccionar
ante ello.
Por eso, si quieres actuar con inteligencia, simplemente
aprende a ignorar las cosas que no te gustan
Asume que la persona que tienes delante no es perfecta y
céntrate en sus características positivas, en los puntos que tenéis en común y
que conducen al diálogo
Para lograrlo, suele ser de ayuda recordar que tampoco
nosotros somos perfectos y, aún así, muchas personas nos toleran.
3
Responde de manera civilizada
Sean cuales sean sus sentimientos hacia alguien, es
conveniente que no te dejes llevar por tus impulsos sino que intentes
reflexionar y encontrar la mejor solución
De hecho, si respondes con rudeza es probable que recibas
lo mismo, cerrando así el canal de comunicación y generando una situación de
malestar que se podía haber evitado.
Ante
un ataque, no significa que no puedas defenderte, pero hazlo con inteligencia y
sin alterar tu equilibrio emocional porque si te pones al nivel de la otra
persona, la situación degenerará rápidamente y ninguno saldrá beneficiado
Es difícil poner buena cara al mal tiempo, pero la
diplomacia y la serenidad siempre son la mejor opción.
4
Revisa tus expectativas
Solemos ir por la vida cargando expectativas poco
realistas sobre los demás
Por eso, en muchas ocasiones no reaccionamos ante la
situación sino que nos frustramos o enfadamos porque una persona no ha
satisfecho nuestras expectativas
Las personas no van a cambiar su forma de ser solo para
adecuarse a nuestras expectativas, por lo que es conveniente que de vez en
cuando nos preguntemos si no estaremos esperando demasiado.
Si cada vez que te encuentras con una persona esta se
comporta de cierta forma, lo más inteligente es adecuar nuestras expectativas,
para que su conducta no nos vuelva a tomar por sorpresa y, sobre todo, no
desate una reacción emocional negativo
No
dejes que el comportamiento desagradable de alguien te arruine el día, solo
porque no estabas preparado para enfrentarlo.
5
Focalízate en ti
A veces, por mucho que lo intentemos, hay personas tan
desagradables que terminan haciendo que perdamos la paciencia
En ese caso, respira profundamente y, en vez de seguir
escrutando la situación, vuelca tus recursos en tu interior
Recuerda que cuando algo nos molesta o irrita de alguien es
porque esa característica tiene una resonancia en tu interior, puede ser un “yo
repudiado”.
La persona que te molesta no ha creado ese botón, ese
“foco delirante”, hemos sido nosotros mismos, debido a la falta de tolerancia
Por eso, de vez en cuando conviene preguntarse si no
seremos demasiado intransigentes
¿Por
qué un comportamiento nos molesta tanto? Identificar las causas de ese enfado
podría ayudarte a responder con mayor ecuanimidad la próxima vez.
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