Como psicólogo experto, he tenido la oportunidad de trabajar con muchas personas que luchan por alcanzar sus metas y sueños. A menudo, me encuentro con la creencia de que lograr algo significativo es una tarea difícil y abrumadora. Sin embargo, una de las lecciones más importantes que he aprendido es que, si le pones toda el alma y todo el corazón, las cosas se vuelven mucho más sencillas.
La clave está en la actitud y la motivación. Cuando nos enfocamos en lo que realmente nos apasiona y nos importa, cuando ponemos todo nuestro ser en ello, las barreras y los obstáculos se vuelven mucho más manejables. Es como si el universo conspirara a nuestro favor, abriendo puertas y despejando el camino.
He visto a personas que, a primera vista, parecían tener todo en contra, lograr cosas extraordinarias simplemente porque se entregaron por completo a su objetivo. Su determinación, su entusiasmo y su compromiso fueron los motores que les impulsaron a superar cualquier dificultad.
Por el contrario, he observado que cuando las personas se enfocan demasiado en las dificultades, en lo que les falta o en lo que pueden perder, se paralizan y se bloquean. Es como si el miedo y la inseguridad les impidieran dar el siguiente paso.
Pero la realidad es que, si le pones toda el alma y todo el corazón a lo que haces, las cosas se vuelven mucho más sencillas. Cuando te entregas por completo a algo que te apasiona, tu energía, tu creatividad y tu perseverancia se multiplican. Encuentras soluciones donde antes solo veías problemas, y descubres recursos y fortalezas que ni siquiera sabías que tenías.
Así que, mi consejo para todos aquellos que luchan por alcanzar sus metas es: Entrégate por completo, pon todo tu ser en ello, y verás cómo lo que parecía difícil se vuelve mucho más fácil. Cuando le pones toda el alma y todo el corazón, nada es imposible.
REFLEXION
Fácil es herir a quien te ama, difícil
es curar esa herida y no volver a rayar un corazón.
Fácil es juzgar y criticar a los demás, difícil es mejorar tú mismo y
no creerte mejor que otros.
Fácil es decir "te amo",
difícil es demostrarlo con acciones, vivirlo de hecho y sin falsía.
Fácil es prometer algo, difícil es
cumplir
sagradamente cualquier compromiso.
Fácil
es cometer errores, difícil es reconocerlos con humildad y hacer cambios
positivos.
Fácil
es pelear con la realidad, difícil
es aceptarla y adaptarse a ella sin batallas estériles.
Fácil
es rezar, diezmar o alabar en el templo, difícil es hacer en todo la voluntad de Dios.
Nota. Algo deja de ser difícil si le
pones toda el alma y todo el corazón.
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