1.- Integración
económica impulsada por mercados cada vez más abiertos en bienes, servicios y
capital.
2.-La
aceleración y profundización de la integración económica, gracias al
impacto de la revolución en comunicaciones y en tecnología de la información, y
3.-Cambios
en la estructura política mundial, notablemente el colapso del
comunismo, lo cual ha provocado el ingreso de todas las naciones al mercado
mundial.
La
globalización es un proceso económico, tecnológico, social y cultural a escala
planetaria que consiste en la creciente comunicación e interdependencia entre
los distintos países del mundo uniendo sus mercados, sociedades y culturas, a
través de una serie de transformaciones sociales, económicas y políticas que
les dan un carácter global.
La globalización es a menudo identificada como un proceso dinámico producido
principalmente por las sociedades que viven bajo el capitalismo democrático o
la democracia liberal, y que han abierto sus puertas a la revolución
informática, plegando a un nivel considerable de liberalización y
democratización en su cultura política, en su ordenamiento jurídico y económico
nacional, y en sus relaciones internacionales.
Se
caracteriza en la economía por la integración de las economías locales a una
economía de mercado mundial donde los modos de producción y los
movimientos de capital se configuran a escala planetaria (Nueva Economía)
cobrando mayor importancia en el rol de las empresas multinacionales y la libre
circulación de capitales junto con la implantación definitiva de la sociedad de
consumo.
El
ordenamiento jurídico también siente los efectos de la globalización y se ve en
la necesidad de uniformizar y simplificar procedimientos y regulaciones
nacionales e internacionales con el fin de mejorar las condiciones de
competitividad y seguridad jurídica, además de universalizar el reconocimiento
de los derechos fundamentales de ciudadanía.
En
la cultura se caracteriza por un proceso que interrelaciona las sociedades y
culturas locales en una cultura global (aldea global), al respecto
existe divergencia de criterios sobre si se trata de un fenómeno de asimilación
occidental o de fusión multicultural.
En
lo tecnológico la globalización depende de los avances en la conectividad
humana (transporte y telecomunicaciones) facilitando la libre
circulación de personas y la masificación de las TICs y el Internet.
En
el plano ideológico los credos y valores colectivistas y tradicionalistas
causan desinterés generalizado y van perdiendo terreno ante el individualismo y
el cosmopolitismo de la sociedad abierta. Mientras tanto en la política
los gobiernos van perdiendo atribuciones ante lo que se ha denominado sociedad
red, el activismo cada vez más gira en torno a las redes sociales, se ha
extendido la transición a la democracia contra los regímenes despóticos, y en
políticas públicas destacan los esfuerzos para la transición al capitalismo en
algunas de las antiguas economías dirigidas y la transición del feudalismo al
capitalismo en economías subdesarrolladas de algunos países aunque con
distintos grados de éxito.
El
fenómeno globalizador ha despertado gran entusiasmo en algunos sectores,
mientras en otros ha despertado un profundo rechazo (antiglobalización),
habiendo también posturas eclécticas y moderadas.
REFLEXIONES DE UN SACERDOTE
La globalización, en su esencia, es la interconexión creciente de nuestros mundos a través de la economía, la cultura y la tecnología. Esta vasta red nos permite compartir ideas y recursos, acortando distancias y fomentando la cooperación entre pueblos y naciones. Sin embargo, debemos recordar que, en este mundo globalizado, somos llamados a vivir con justicia, solidaridad y compasión. Es vital que no perdamos de vista la dignidad de cada persona y la importancia de la equidad. La globalización nos ofrece oportunidades para construir un mundo más unido y justo, reflejando el amor universal de Dios.
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