En estos tiempos en que hay tantos ataques contra la
familia, y los medios de comúnicación nos presentan como ideales o normales
situaciones que atentan contra la unidad e integridad física y moral de los miembros
de las familias, podemos preguntarnos,
¿qué necesita una familia católica para mantenerse unida, conservar viva su fe
y dar testimonio cristiano a los demás? Diversos estudios realizados en diócesis de todo el
mundo, coinciden en que hay tres actividades indispensables para los miembros
de toda familia católica:
1. Orar unidos
Dicen que: ‘la familia que reza unida, permanece unida’.
Es vital hallar tiempo para que la familia se reUna a
orar.
Puede rezar el Rosario,
relacionando cada Misterio con las intenciones de cada uno; puede leer, meditar
y comentar algún texto bíblico, por ejemplo de los que se proclaman ese día en
Misa; puede hacer oración de alabanza, de gratitud, de petición.
Y es muy rico si cuando
alguien pide algo, los demás no están esperando que se calle para hacer su
propia petición, sino acogen y oran por esa petición.
Quien pertenece a una familia que ora diario, enfrenta la
vida de otra manera, con la certeza de que está en las maños amorosas de Dios y
cuenta con la valiosa intercesión familiar.
2. Ir juntos a la Iglesia
Es ideal poder ir juntos a la Misa dominical, pero si no es posible, hay que procurar ir juntos a Misa otro día, por ejemplo entre semana, antes o después de la escuela o el trabajo.
Y desde luego, asistir
juntos a los oficios de Cuaresma, Semana Santa, y en Pascua.
3. Realizar juntos obras de misericordia
El Papa Francisco anima a la Iglesia, a la familia, a los creyentes, a no encerrarnos en nosotros mismos, sino salir al encuentro de otros para ayudar.
Es pues fundamental ejercer como familia verdadera
caridad.
No sólo una o dos veces al
año donar ropa, juguetes o cosas útiles que no usa, sino comprometerse en algún apostolado, servicio,
misión, que pueda realizar todos sus miembros.
Ello los une, porque cada
uno ayuda en lo que puede y todos se apoyan; les permite valorar más lo que tienen, y les da un
corazón sensible, capaz de compadecerse ante las necesidades ajenas y
hacer lo que pueda para remediarlas.
La familia que unida ora, acude a la iglesia y realiza
obras de misericordia, enfrentará, como todas, problemas y dificultades, pero
no lidiará con ellos como otras, en la evasión, el pleito, la desintegración,
sino con la serenidad de saberse unida y siempre sostenida por la gracia y el
amor del Señor.
Dicen que: ‘la familia que reza unida, permanece unida’.
Es ideal poder ir juntos a la Misa dominical, pero si no es posible, hay que procurar ir juntos a Misa otro día, por ejemplo entre semana, antes o después de la escuela o el trabajo.
El Papa Francisco anima a la Iglesia, a la familia, a los creyentes, a no encerrarnos en nosotros mismos, sino salir al encuentro de otros para ayudar.
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