Caterine Ibarguen es la mejor
atleta del mundo y un reluciente ejemplo para los colombianos, los latinos y
para todos.
Una deportista con los valores que
llevan al éxito:
Pasión, confianza, compromiso, disciplina, dedicación, entrega.
Todo
eso unido a su alegría
contagiosa, su don de gentes, su sencillez y una vida libre de
escándalos o problemas.
Sus palabras son para recordarlas y
aprender de un ser que sufrió en la infancia allá en la violenta de Apartadó de hace
años:
“Colombia es un país que vibra con lo
bueno que se hace.
Se sienten reflejados en que soy una cara buena que muestra el país tan grande
que tenemos.
Esto me llena de una esperanza grande
para seguir dando resultados para Colombia y continuar con disciplina en este
deporte, que es lo que me mantiene a pesar de los dolores.
Es un premio que tiene un sabor muy
dulce. La
perseverancia, la disciplina y el amor por esto valen la pena.
Así que estoy muy agradecida porque hoy
Dios me demuestra que nunca hay que darse por vencido, sino seguir luchando”.
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