Tuvo
que venir un virus, para poner en cuarentena a mas de 1.700 millones de
habitantes, para que se cierren cientos de fábricas y actividades alrededor del
mundo (principalmente en los países que son potencias económicas), para que dejen de circular
millones de vehículos y cientos de aviones, y en general, para que se reduzca la actividad
humana en el planeta.
Paradójicamente, mientras la pandemia impacta en todas partes, el
Coronavirus trajo el efecto de menos contaminación en el mundo. Este
fenómeno quizás ayude a
restarle entidad al prejuicio con el que algunos detractores de la actividad
agropecuaria (la más publicitada recientemente, la jóven Greta Thunberg)
vienen machacando: que las
vacas eran de las mayores responsables del cambio climático.
En ese sentido, hay investigaciones que son concluyentes con respecto al
efecto mitigador que podría tener la actividad ganadera en la emisión de
gases efecto invernadero.
Una
imagen vale más…
Detractores de todos los tamaños han venido responsabilizando a la ganadería de
supuestos efectos nocivos en el ambiente. Como la campaña “Actúa Ahora”
impulsada nada más y nada menos, que desde las Naciones Unidas.
Por eso, eso de que “una imagen vale más que mil
palabras”, resulta
incontrastable con estos mapas publicados por la Agencia Espacial Europea y la
NASA que demuestran cómo mejoró la calidad del aire y cómo se redujeron en un 25
% de dióxido de nitrógeno (NO2) en China, un compuesto tóxico que afecta
muy negativamente a la atmósfera y que además es uno de los gases responsable
del efecto invernadero: es decir, de la contaminación ambiental y lo mismo sucedió en Europa.
La
irrupción del Coronavirus, también implicó la cancelación de los vuelos
comerciales entre países de la Unión Europea y Estados Unidos.
Aproximadamente, el 5% de
la contaminación del mundo es provocada a los vuelos de aviones.
Se estima que un avión que recorre ida y vuelta entre
Madrid y Nueva York emite entre
2 y 3 toneladas de dióxido de carbono (CO2) por pasajero, lo que significa que si la
aeronave transporta entre 150 y 300 pasajeros, la contaminación sería de entre
900 y 1.350 toneladas.
La
ganadería, potencial mitigador
Ya en 2017, el Dr. Ernesto Viglizzio, investigador del
CONICET y asesor del Grupo de Países Productores del Sur (GPPS), decía que "el sector rural está
generando un crédito de carbono que no está contemplado en los
inventarios".
En una reciente publicación que trajo a colación el
estudio de Viglizzo, el
Rosgan se formulaba esta pregunta con respecto a la ganadería y su supuestos
efectos nocivos en el medioambiente : ¿por qué en la opinión pública gran parte de esta
responsabilidad es atribuida a la ganadería?.
Si bien se reconoce que
a escala global el
sector ganadero contribuye con el 14% de las emisiones de GEI generadas por
actividades humanas y que de acuerdo al último inventario oficial,
correspondiente al bienio 2014, el sector ganadero nacional contribuye en un 20,7% a la generación
total de gases de efecto invernadero, en su mayor parte provocados por
las emisiones de metano provenientes
de la fermentación entérica de bovinos, los resultados a los que
arribaron los investigadores muestran
que las tierras de pastoreo estarían generando un excedente de carbono,
es decir que las emisiones
que producen los animales resultan más que compensadas por el secuestro de
carbono que generan estas tierras.
Según Viglizzio, "aunque la ganadería es un importante emisor de
carbono, el secuestro (de CO2) de pasturas, bosques, arbustales y pastizales
que integran los planteos ganaderos nacionales es mucho mayor. La clave
no está en la biomasa aérea, sino
en las raíces".
“De acuerdo a este enfoque, Argentina es el país que –en términos relativos-
presentaría la mayor tasa de secuestro de carbono en relación a lo que emite la
ganadería. Es decir, el país que mostraría el balance de carbono con
mayores excedentes en toda la región, secuestrando 12 veces más de lo que emite,
comparado con una relación
de 3,5 promedio para la región”, indica la publicación del Rosgan.
"Como el balance es claramente positivo, ese crédito
de carbono alcanzaría los 178 millones de toneladas al año, que cubriría un alto porcentaje de
la emisión de gases de efecto invernadero de otros sectores de la economía
nacional. Por lo tanto, si tal estimación fuera aceptada, la Argentina
podría entrar en la categoría de país Carbono Neutro", decía Viglizzo ya
en 2017.
En este sentido, el trabajo científico de Ernesto
Viglizzo, María Florencia Ricard, Miguel Taboada y Gabriel Vázquez Amabile es
concluyente: “el excedente
de carbono que estaría generando un sistema de ganadería pastoril, no sólo
puede compensar las emisiones del sector rural en su conjunto sino también,
parcial o totalmente, las emisiones de sectores no rurales".
Las oportunidades para el secuestro de carbono en
pastizales y pasturas pueden
ser significativas” mencionando además que el secuestro de carbono
relacionado con el manejo de ganado “en pasturas bien gestionadas” podría considerarse “como una práctica
de mitigación de emisión de gases efecto invernadero”, concluye en un
documento oficial publicado a mediados del año pasado el Panel
Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).
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