Nos volvimos algo así como un país
desarrollado de un día para otro.
En
Colombia, desde que empezó la cuarentena, tenemos tiempo para compartir en familia, nos
bajaron las tasas de interés, la gasolina tiene un precio razonable.
No nos roban ni nos matan. No usamos el
carro. La salud y la educación se convirtieron en una prioridad.
El
presidente habla en la tele todos los días y además, sentado con científicos a
su lado. Es más, la gente hasta le pone cuidado. El aire está limpio. En vez de
celebrar los goles que hicieron en una cancha de Europa, celebro los goles que
hace mi hijo en mi casa.
Los politiqueros están calladitos, ¡que
alivio!. De un día para otro, apareció dinero para abrir clínicas y para
aumentar las camas hospitalarias, que cosas, no?
Ya no
escucho a los periodistas decir que se registró un caso más de
"Negligencia Médica".
Nadie dice ahora que "la vida es
viajar".
Me temo que caerá el consumo de alcohol
y drogas y disminuirán las enfermedades de transmisión sexual y VIH. Me temo
que la vida era otra cosa y no lo sabíamos hasta que una pandemia nos
obligó a entenderlo.
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