Etty
Hillesum fue una joven judía que murió en Auschwitz en el año 1943 y dejó un
breve diario en el que dice:
"Aquí
la miseria y el dolor son terribles, pero hay días en los que me siento como en
primavera.
Siento
que la vida es gloriosa, incluso en este lugar,
y que Dios me da otra clase de riquezas.
No le temo a la muerte".
Suena raro, pero los seres conectados
con Dios conservan viva la
esperanza cuando otros se derrumban.
Lo que pasa es que para ellos Dios no
es una palabra, es una
realidad, una presencia constante.
Lo sienten, lo aman, lo viven y lo
irradian.
Es su luz en un mundo de sombras
y su fuerza cuando el alma flaquea.
En su íntimo ser saben que acá todo es pasajero
y toman las pruebas como enseñanzas, no como castigos.
Ojalá tú recorras el mismo sendero y sientas que eres uno con Dios,
con los demás y con el universo.
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