En
este tránsito penoso, algunas veces, a los que están muy ligados a la materia y
se encuentre sumamente intranquilos, lo más adecuado es cogerles de la mano y
acariciarla suavemente y hablarles en voz baja:
No temas N..., estáte tranquilo, ten fe, Dios no
te abandona, está contigo y te perdona. Él te ama, Él te guiará.
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