Eres
un ser sereno y amoroso si miras las fallas de otros con microscopio y tus
cualidades con telescopio.
Imita al enamorado quien magnifica lo bueno y
es condescendiente con los errores.
Lo has hecho cuando has mirado con los ojos del amor en un romance,
con tus hijos o tus padres.
Por eso decía un humorista: “si el niño es divino, hermoso y
tierno; en suma, un angelito, usted es abuelo o abuela”.
Puedes estar seguro que no piensan lo mismo el vecino y
el extraño que sufre con las rabietas de ese angelito.
Y este es un buen ejemplo para comprobar cómo todo depende, no
de la realidad, sino de la percepción.
Si cambias el corazón y la mirada ves a las personas con otros
ojos y las tratas diferente.
Así actuaba Jesús, llegaba la esencia buena de cada persona y la
iluminaba. Un buen desafío para ti y para todos.
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