EMETERIO Y FELIPE – LOS TOLIMENSES
El dúo
conformado por Lizardo Díaz y Jorge Ezequiel Ramírez, conocidos como Emeterio y
Felipe, “Los Tolimenses”, empezaron a transmitir sus chistes populares de doble
sentido en la radio colombiana en 1951.
Ellos grabaron más de 40 discos y participaron en películas
como “Y la novia dijo” y “Amenaza nuclear”, en 1981.
El recordado compadre Felipe de 'Los Tolimenses' falleció el
pasado 08 de Noviembre del 2012 a sus 84 años, murió en la tranquilidad de su
hogar acompañado de su esposa y sus tres hijos.
Con la indumentaria de dos típicos compadres del Tolima, la
compañía de una guitarra y un tiple, y el suficiente picante en la lengua para encontrarle el doble
sentido a dichos y situaciones de la vida cotidiana, Los tolimenses se
convirtieron en un ícono
del humor nacional, que marcó a varias generaciones que no podrán
olvidar a Felipe y Emeterio.
Ni siquiera los siete años de enfermedad lograron desvanecer
su chispa y carisma, pues, según recuerda su hija, la actriz y bailarina
Patricia Ércole, hasta los últimos días conservó su humor.
“Siempre
estuvo totalmente vigente su gracia. Era impresionante. En una ocasión
nos impactó a todos. Le estábamos poniendo -una de tantas veces- los santos óleos, porque estaba muy grave,
con sus ojitos cerrados y toda la familia en oración, y de pronto abre los ojos
y dice: ‘¿Y dónde está el muerto?’, como diciendo yo
sigo vivo y estoy aquí. Entonces, todos nos mirábamos y no sabíamos si
atacarnos de la risa o qué”, recuerda su hija.
Incluso, desde hace unos cinco años, cuando empezaron a
dejarle enfermeras las 24 horas del día para que se hicieran cargo de atenderlo
y hacerle todas las terapias que necesitaba, él hacía apuntes con ellas, porque siempre
pidió que fueran bonitas. Entonces, los amigos lo molestaba y le
decían: “No, Liz, tú vives rodeado de enfermeras bonitas, a lo que él respondía: ‘Como
siempre’”.
Sin embargo, su hija asegura que no se trataba solamente de que hiciera bromas y de
que con ellas fuera capaz de arrancarle siempre una carcajada a todos los que
lo rodeaban, sino que tenía una cierta
actitud frente a la vida que le hacía tener una sonrisa permanente, una forma de asumir la vida que le permitía amarla y aferrarse a ella.
De hecho, su hija comenta que tal vez ese fue el motivo por que el que soportó siete
años de enfermedad con una fortaleza tal que sorprendía no solo a su familia,
sino también a los médicos.
“Nunca dijo que estaba mal,
cuando la gente le preguntaba, respondía “muy bien”. Nunca dejó de sonreír.
Esos ojos azules lo miraban a uno plenos. Nunca dijo estoy mal, nunca hubo una
queja. Eso nos impacta y nos deja una lección muy grande:
de un amor por la vida y por todos los seres que lo rodeamos”, dice
su hija.
Entre las enseñanzas que ella
rescata está la de haber sido una persona muy conciliadora; por
ejemplo, recuerda que cuando estaban reunidos a la mesa y alguno hacía algún
comentario acerca de alguien, él les decía: “Si no van a
hablar bien, es mejor que no hablen”.
Además, Patricia recuerda que les enseñó
a valorar mucho al público, a la gente que los admiraba y los seguía, pues
solía decirles que gracias a ellos era que sus hijos habían podido estudiar y
viajar.
Las complicaciones de salud empezaron en 2005 cuando sufrió
una hidrocefalia que fue tratada con la implantación de una válvula de Hakim,
que desafortunadamente se infectó y requirió varias operaciones para
sustituirla. A ello le siguió una neumonía que tuvo lugar justo cuando pasaba
las navidades en Ecuador, donde vive uno de sus hijos.
Todos
los miembros de su familia se habían reunido allí para compartir con él
tras los quebrantos de salud por los que acababa de pasar, pero pronto tuvieron
que trasladarlo de regreso a Bogotá en un avión ambulancia.
Su hija cuenta que su estado fue crítico en muchas ocasiones
y que tuvo recuperaciones
milagrosas y aunque ella atribuye sus mejoras a la enorme fortaleza de su padre,
también considera que el amor de sus allegados era lo que lo
mantenía con vitalidad para seguir adelante. Así se mantuvo por
varios años hasta que el 2010 fue necesario que le pusieran una gastrostomía;
es decir, una sonda de alimentación directa al estómago, con la que, cuenta la
actriz, empezó a deteriorarse más su organismo.
Y aunque esto implicó que él no podía alimentarse oralmente,
su familia no lo privó de
sus antojos, pues según cuenta su hija, él siempre fue muy dulcero, por lo que de vez en cuando
le daban un poquito de helado y de alimentos blandos que él disfrutaba al
máximo.
La muerte le llegó a Díaz, en su casa, rodeado de música clásica y
colombiana, y por supuesto del amor de su familia, especialmente de su esposa y
sus tres hijos.
Los médicos habían decidido suspenderle todos los
tratamientos y las máquinas el viernes 2 de noviembre. Desde entonces, solo le
administraron morfina, porque ya no podía asimilar ni alimentos, ni medicinas.
Por eso, sus tres hijos, que vivían en Estados Unidos,
Ecuador y Francia vinieron a acompañarlo. “Somos una familia muy grande,
pero muy unida y estamos a la espera”, decía su hija Patricia el
pasado martes y añadía que la idea era “que él no esté tan consciente y esté
tranquilito”.
“Le
hemos agradecido toda la atención que nos dio como hijos, como esposo, le hemos
pedido perdón, le hemos dicho que lo amamos y que lo dejamos ir para que ya
esté al lado de Dios”.
Eso sí, la actriz no dejó de reconocer que se siente muy orgullosa y cree
que la labor que hizo su padre fue muy grande, no solo por su familia, sino
también por Colombia, con el enorme legado que dejó.
Raquel Ércole, su esposa tras 54 años de matrimonio, no se separó ni un segundo de
Lizardo.
“Se conocieron cuando mi mamá tenía 16 años y mi papá era
mucho mayor que ella. Fue en la primera Feria de Manizales. Mi mamá iba a
bailar y mi papá dirigía un grupo musical de cuarenta voces y cuarenta
guitarras; de ahí que lo llamaban Alí Babá y los 40 ladrones. Entonces, el
director que iba a presidir la orquesta en la que bailaba mi mamá, no podía
lograr los ritmos que querían para la compañía de baile; así que mi papá dijo:
“Si quieren, yo lo hago con mis cuarenta voces y mis cuarenta guitarras. A raíz
de eso él fue el que tocó y vio a mi mamá, de 16 años, y dijo: ‘esa niña va a ser mi mujer’.
Y ahí empezó la historia, de un amor que se dio por el arte y que es una unión
y una comunión de almas infinitas”, remata su hija.
CUENTOS Y
FRASES DE LOS TOLIMENSES
Regresó un ibaguereño de un viaje por Europa, y fueron a
visitarlo sus amigos íntimos para conocer sus impresiones.
-¿Y por allá, están muy caras las cosas?.
-Hiper-super-megacaras. No les exagero, que en París con los
precios de los almacenes de la Rue de la Paix, uno se "paix de la
rue."
Se lamentaba muy acongojado un hondano, y un amigo condolido
le preguntó:
-Pioquinto: ¿Que le pasa?. ¿Por qué tan triste?.
-Mi mujer se cortó sus trenzas, y eso era lo que a mí más me
gustaba.
-Hombre eso no es problema. Ahora para desquitarse, córtese usted lo que a ella más
le gusta.
Un día me encontré a mi suegra con una gallina debajo del
brazo, y le dije: Pa´ onde va con esa marrana?
Dijio: No sea bruto, so atronao, no ve que es una gallina?
Que
pena suegra, pero no estoy hablando con usted, estoy hablando con la gallina.
Una vez un niño tan velludo, pero tan velludo que le
preguntaban a la mamá... Disculpe señora, a su hijo lo parió o lo tejió?
Le pregunta un amigo a otro... Oiga hermano, hace mucho que
no lo veo salir con su novia, terminaron?
Le contesta el otro: No, nos casamos...
Un amigo le dice al otro... compadre usted conoce los
detectores de mentiras?
Le contesta el otro: Claro compadre!!! Llevo 20 años casado con una de
esas…
Dos amigos que se encuentran... Hola José, que me cuentas de
nuevo?
Pues déjame contarte que en el trabajo me van a subir el
sueldo.
Y eso, cómo hiciste?
Pues
encontré a mi jefe acostado con mi mujer en mi cama...
Disfrute del siguiente video:
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios