Estas
cualidades, no aparecen por razones genéticas, sino que pueden desarrollarse
con mucha práctica.
He aquí
una serie de consejos para cultivar esos hábitos:
1. Tener
en mente el objetivo o la visión que se quiere lograr: Si las metas no
están claras desde un principio, difícilmente se podrán alcanzar.
2. Hacer
aquello por lo que sientes pasión: Para saborear la excelencia, hay que
descartar hacer las cosas simplemente por dinero. Por ello, es necesario ir más
allá y vincularse emocionalmente con un proyecto.
3. Esforzarse:
Un componente principal de la excelencia es el gran esfuerzo. Si falta éste, no
importa cuán efectivas sean las estrategias de negocios o el plan de trabajo
adoptado, el hecho es que éstas siempre fallaran.
4. Aprovechar
el tiempo: Las personas dotadas de excelencia saben valorar y maximizar
altamente su tiempo en actividades útiles.
5. Ser
un agente activo: Para alcanzar grandes resultados, es necesario ser
proactivo y ejecutar acciones de gran transcendencia.
6. Seguir
aprendiendo: Las habilidades y el conocimiento evolucionan
constantemente; de allí que es necesario mantenerse actualizado, seguir
leyendo, aprendiendo y exponerse a nuevas cosas, personas y contextos
diferentes.
7. Solicitar
retroalimentación (feedback): Una de las maneras más rápidas y efectivas
para mejorar como profesionales es pedirles a nuestros jefes y colegas un feedback sobre nuestra forma
de trabajo. En este intercambio de ideas, encontrarás incluso aspectos
de ti que desconocías por completo.
8. Ser
el No. 1 en lo que hagas: Nadie va a alcanzar la excelencia si aspira
ser uno más del montón o si roza el nivel de la mediocridad. La excelencia se
alcanza al imponerse estándares altos y al soñar con ser el mejor.
NOTA: ESFUÉRCESE POR VIVIR BIEN
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