Tres reglas básicas que le ayudan a los padres para formar buenos hábitos en sus hijos:
- CONGRUENCIA,
- CONSTANCIA Y
- CONSECUENCIAS.
LA CONGRUENCIA
Se basa en el ejemplo. Si queremos hijos ordenados, amigables y sinceros debemos ser los primeros en ser así. Hay una frase incongruente que dice: "Haz lo que digo, pero no lo que hago." Además de incongruente es inoperante porque lo que se imita es el ejemplo antes que las palabras.
¡Cómo podemos exigir a nuestros hijos modelos de conducta que ni siquiera nosotros podemos adoptar!
LA CONSTANCIA
Equivale a no quitar el dedo del renglón. ¡Cuántas veces nos sentimos cansados, sin ganas de corregir a los hijos porque cometen los mismos errores todos los días o simplemente nos hacemos los sordos o los ciegos y dejamos pasar actitudes de ellos.
La constancia es la base para adquirir hábitos: terminar la tarea empezada, poner en orden los juguetes, ver la televisión sólo a la ora permitida, y más. Si no permite excepciones, verá los resultados más pronto de lo que e imagina.
LAS CONSECUENCIAS
Cada acción buena o mala tiene su consecuencia. Con sólo esta idea que se grabara a fuego en la mente de los pequeños, se evitaría tantas desgracias futuras.
¡Hay que permitir a los hijos que experimenten las consecuencias de sus propios actos! Si les resolvemos todo les hacemos un gran daño y les robamos la gran oportunidad de crecer y madurar.
Las consecuencias actúan por sí solas, ellas marcarán el autocastigo del niño y así, en la próxima ocasión tendrá más cuidado y no habrá motivo para enojarse con sus papás.
Esta es la regla de las tres 'C', pequeña, pero muy completa, para que empiecen a formarse los hijos y terminemos de formarnos los padres.
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