Lo que el cerebro graba
influye en el subconsciente, parte oculta de la mente, y es bien poderoso por
la fuerza de las imágenes.
Un iceberg es un buen
espejo de lo que sucede en la mente con el subconsciente o inconsciente: nueve décimas de un iceberg
están ocultas bajo el agua.
La mente subconsciente
modela tus acciones más de lo que crees: almacena todo lo que captan tus sentidos y ese
arsenal guardado influye en tu vida.
Los publicistas lo saben bien y con mensajes subliminales y explícitos
te hipnotizan y manipulan sin que te des cuenta.
Pocos son conscientes de
esto,
tragan entero como borregos y, por eso, tantas veces compran lo que no
necesitan.
Evitas eso si crean un
oasis de paz, respiras profundo, sintonizas con Dios y llegas al estado de no
mente.
Con la práctica lo logras y en ese estado de silencio interior recargas las baterías, sanas las
emociones y disfruta más que con un reality de tv.
Pero eso es exigente y
lo fácil es dejarse seducir por lo cómodo y actuar como robots mientras piensas que eres muy rebelde y
muy libre.
Ojalá tuviéramos rebeldes de verdad, no “yes men” y “yes women”, esclavos de la moda, un credo o
un sistema.
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