En
los últimos tres o cuatro años se ha investigado más a fondo la composición
química del aceite de los granos de amaranto que las de las hojas. Sin embargo,
se observa que éstas contienen una cantidad considerablemente más elevada de
minerales como calcio, hierro, fósforo y caretonoides, en comparación con la
mayoría de las verduras.
También se ha determinado que diversas especies de
amaranto, como el Amaranthus cruentus y el paniculus, son buenas fuentes de
flavonoides antioxidantes.
Desde hace más de una década se está trabajando en la
producción de nuevos productos elaborados a partir de hojas y grano de
amaranto, dirigidos a la prevención de enfermedades cardiovasculares. Son
diversas las investigaciones, entre ellas la que se llevó a cabo de manera
coordinada entre el Functional Foods Center de Dallas (EE.UU.), la Universidad
Estatal de Voronezh, en Rusia, y el Instituto Estatal de Nutrición de la
Academia Rusa de Ciencias Médicas, en Moscú, que indican el valor preventivo y
terapéutico del aceite de amaranto para el sistema cardiovascular.
En este estudio clínico aleatorizado controlado con
placebo participaron 125 pacientes que habían sufrido algún trastorno coronario
o que sufrían hipertensión acompañada de obesidad. Los pacientes, hombres y
mujeres de entre 32 y 68 años, fueron escogidos al azar para consumir entre 3 y
18 ml de aceite de amaranto diarios. Todos los participantes siguieron las
mismas recomendaciones dietéticas de una dieta controlada en sal.
Los
resultados más relevantes fueron que el consumo de aceite de amaranto disminuyó
la cantidad de colesterol total, de triglicéridos y de LDL colesterol
(malo) significativamente. Su acción beneficiosa fue mayor cuando se usó en una
dosis de 18 ml al día. Por tanto, y aunque son precisas más investigaciones,
los resultados indican que el aceite de amaranto podría ser considerado como un
complemento eficaz para la protección cardiovascular.
APLICACIONES
COSMÉTICAS
La industria cosmética la cual recurre cada vez más a
implementos de origen natural recién descubrió sus ventajas como ingrediente
activo, según el investigador del Instituto de Química de la Universidad
Nacional Autónoma de México (UNAM), con sede en la capital del país, quien
confirma en reciente investigación: “7% de la semilla de amaranto está integrada por aceite con alto
contenido de ácidos grasos esenciales (linolénico y linoleico), los cuales se
utilizan para elaborar productos auxiliares para mantener suave la piel”.
Por su parte, la semilla de Amaranto que posee
ingredientes emolientes equilibran la cantidad de grasa) que disminuyen la
pérdida de agua a través de la epidermis; es decir, que ayuda al cutis a
conservar su hidratación natural, aun en climas secos. Su contenido de
escualeno (componente natural cutáneo, ausente en textura seca) ayuda a mejorar
la flexibilidad y suavidad pilosa (vello facial), y se encuentra disponible
crema de día con aceite de esta semilla a la cual pronto se le unirán
presentaciones de noche y solución lubricante para masaje.
APLICACIONES
CULINARIAS
La planta del Amaranto puede utilizarse prácticamente en
su totalidad. Los tallos se consumen como verdura y sus hojas se pueden añadir
a diferentes guisos o emplear para la elaboración de sopas, cremas o tortillas.
Con sus semillas se elaboran diversos alimentos como galletas o el "dulce
de alegría", un plato muy popular en México elaborado con semillas de
amaranto, miel, pasas y nueces. Tiene la ventaja de que al carecer de gluten
este alimento puede formar parte de la dieta en caso de celiaquía.
HISTORIA
Conocemos a este cereal de semillas alimenticias como
Amaranto o kiwicha, aunque los científicos prefieran llamarla Amaranthus Caudatus. Su origen no
dista en espacio, pero sí se extravía en el tiempo. Oriunda del Perú, se ha
cultivado desde tiempos inmemoriales en nuestro país, siendo hallada en tumbas
andinas con más de 4,000 años de antigüedad.
El
Amaranto y sus más de 1200 variedades tuvieron un protagonismo fundamental en
el Imperio Inca, al ser el alimento que se consumía por excelencia. Sin
embargo, la época posterior a la llegada de los españoles, su presencia es casi
nula, no por inexistente, sino porque se consumía a escondidas, oculta tras el
velo del temor y el reproche de quienes disfrutaban de sus encantos.Se sabe que
los Incas la utilizaban en sus ceremonias religiosas, por considerarla una
bendición de la madre tierra, debido a sus propiedades medicinales y
nutritivas.
Al
llegar los españoles y percatarse que los Incas rendían devoción al amaranto,
asumieron este hecho como un sacrilegio, un acto pagano que debía ser
sancionado: prohibieron su cultivo y su consumo. Lo mismo sucedió en México,
donde, según cuentan las crónicas, los antiguos mexicanos elaboraban panes con
formas de pequeños animales con los que adoraban a los dioses de la tierra, el
fuego y la lluvia. Los españoles emplearon el mismo sistema, represión total a
la siembra y consumo de amaranto. Quizás sea esta la razón del por qué este
alimento nos fue tan ajeno en los tiempos de presencia extranjera. Pero su
importancia también destaca en la época moderna.
RECETAS
DE COCINA CON AMARANTO
Harina:
Como base de pasta para pastel o galletas, elaboradas con harina integral,
amaranto, piloncillo, azúcar mascabado, leche, aceite de maíz, vainilla y
canela, es rica en proteína, fibra y energía. Sus derivados son ideales para el
lunch escolar de los niños y para preparar atole de sabores.
Semilla
inflada natural: Muy versátil porque se puede añadir a sopas al momento
de servir, a la masa de hot cakes, así como a la mezcla de papas prensadas para
preparar tortitas solas o con queso.
Semilla
inflada endulzada: Constituyen delicioso complemento de fruta o yogurt.
UNA
PAPILLA IDEAL PARA LOS BEBÉS A LOS 7 MESES CON KIWICHA
Ingredientes:
- ½ taza de kiwicha
- 1 durazno cortado en cuadraditos o papaya o plátano
- Leche de de formula o materna
- Panela
Preparación:
Remojar la kiwicha desde la noche anterior (1/2 taza).
Una vez remojada, escurrir el agua y lavar con agua fría. Luego poner una olla
con agua y hervir. Una vez que el agua rompa hervor agregar la kiwicha
remojada, por media hora – 40 minutos.
En una olla aparte, poner el durazno o la papaya o el
plátano cortado con un poco de zumo de naranja y cocinar hasta que se haga como
un puré.
Una
vez lista la kiwicha. Colar el agua y agregarle la leche de coco, 1 cucharada
de panela y la canela. Al final mezclar con la fruta de su elección.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, escriba aquí sus comentarios