"El
mejor maquillaje cosmético para la belleza es la felicidad", decía
la condesa de Blessingtong, una reconocida novelista irlandesa del siglo XIX.
Ha llovido mucho desde entonces, pero es, en esencia, lo que siguen prensando
muchas mujeres de nuestro tiempo.
La modelo Judit Mascó no duda a la hora de afirmar que su truco para estar más
guapa es sentirse bien consigo misma y llevar una vida plena. Está
convencida, además, de que la belleza es algo muy relativo. "En un poblado
de la india, yo no les
parecía guapa porque me veían muy delgada y huesuda y allí gustan las
mujeres más redondas y fuertes. En otra ocasión, unos niños de Mozambique se rieron de mi piel se parecía
a la de los cerdos".
Por definición, son percepciones distorsionadas que las
personas tienen de sí mismas, de sus rasgos físicos, sus habilidades o sus
valías. Liberarnos de ellos es la mejor forma de allanar el camino a la
felicidad, ya que lo único que hacen es alimentar la inseguridad y
la insatisfacción, debilitando nuestro bien más preciado: la autoestima.
Gánales
la partida
Busca
autenticidad.
El escritor chino Lin Yutang decía que "la mitad de la belleza depende
del paisaje y la otra mitad de la persona que mira". Así que no te
guíes por los ideales de belleza, cada vez más inalcanzables, impuestos por las
modas. Esfuérzate, en cambio, por ser tú mismo/ a y poder rodearte de personas
que te aprecien tal cual eres.
Exígete
menos.
La presión social impone metas imposibles: mantenerse
siempre joven, tener una capacidad intelectual y un nivel cultural fuera de
serie, ser un/a perfecto/a amante...Baja el listón: la modelo Inés Sastre tiene
celulitis en los glúteos, como el 90% de las mujeres; la cantante Kyllie
Minouge mide solo 1,52 m, 40 menos que su novio, el modelo Andrés Valencoso:
y hasta las personas más preparadas
meten la pata. Una anécdota ha protagonizada por la ex ministra francesa
Rachida Dati. Licenciada en Derecho Público y en Ciencias Económicas, la
política confundió en una entrevista en directo el término
"inflación" por otro de muy distinta naturaleza "felación".
Acéptate
sin más.
Algunos aspectos, entre ellos nuestro origen social o
ciertas anomalías físicas, tienen que asumirse sin más. Aunque muchos complejos
pueden corregirse con cirugía o camuflarse-la actriz Uma Thurman admite que
siempre se maquilla pensando en disimular sus ojos saltones y la cantante
Beyoncé se hace peinados que tapen sus ojeras-, no siempre tenemos la
posibilidad de cambiar lo que no nos gusta. Es el caso de la baja estatura, que
solo se puede disimular con tacones o con alzas, el socorrido recurso de
Nicolas Sarkozy, Tom Cruise o el presentador Pablo Motos.
Supérate
a ti mismo.
Hay muchas otras cuestiones que si podemos mejorar. Ser
más ágil o más extrovertido/a, perder peso o ir a clases de dicción para hablar
mejor son solo varios ejemplos.
En equilibrio. Huye de las comparaciones que te sitúan
por encima o por debajo de los demás. Es más acertado compensar los aspectos
que más nos incomoden desarrollando otras cualidades. Muchos de los que se
consideran "negados para los estudios" se esfuerzan por destacar en
el deporte. ¿Te falta conversación_ Te desvivirás por ser más amable y atento/a
con los demás. ¿No te consideras muy agraciado/a físicamente_ Alcanzarás éxito
potenciando tu sentido del humor, tu sensibilidad o tus dotes amatorias. Como
dice el refrán: "La
suerte de la fea, la bonita la desea".
Sin
lamentaciones.
Verbalizar lo que nos avergüenza para compartirlo y
superarlo con la ayuda de los demás es muy positivo, pero no te saques defectos
continuamente. Relativiza tus complejos con buenas dosis de humor y recuerda
frases de tipo "Más
vale tener que desear".
¿Son una defensa? A veces, los complejos se ven
como la causa de todos los males y se utilizan como un mecanismo de defensa:
"Para qué conocer a ese chico , si de seguro no le gusto por....". No dejes que este tipo de
excusas te aisle porque el amor ayuda a superar muchos complejos.
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