El
Tao de Lao Tse nos regala una nueva luz cuando dice: “Las cosas al mismo tiempo
pueden ser y no ser de la misma manera.
Los
extremos se tocan tanto que una persona va hasta el extremo de occidente
y se encuentra con el oriente”.
Hay
una perfecta sincronicidad en la trama de la existencia y,
por eso, las cosas confluyen en un instante cósmico.
Claro que no siempre logramos descifrar los enigmas y para
lograrlo se necesita mucha sabiduría
y amor
Los
sabios que sí la poseen aceptan todo sin resistencia,
conservan su fe y confían en los planes divinos.
Saben que los “males” son parte de un plan del alma en un
proceso lento de evolución de consciencia.
Todo
sucede en su momento justo y es gracias a las tinieblas que se aprecia la luz
y sin tristeza no valoras
la alegría.
Nada
llega porque sí y el secreto está en fluir serenamente con una confianza
irreductible y en
sintonía con Dios.
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