La
preocupación es un desperdicio. Encuentra algo mejor que hacer.
Preocupándote no logras nada, y pierdes tu precioso
tiempo. Deja a un lado la
preocupación, ten fe en Dios y aprovecha el tiempo para crear algo que le dé un
valor real y significativo a tu mundo.
En lugar de preocuparte por las peores cosas que pudieran
suceder, trabaja por asegurar que las mejores cosas sucedan.
Es
inteligente actuar de acuerdo con tus preocupaciones, pero es tonto solo
quedarse solo con las preocupaciones. La mejor manera de salir de una
preocupación es la acción, por lo que debes pedirle a Dios sabiduría para
encontrar algo positivo que puedas hacer, en lugar de permitir que ocurra una
acumulación preocupaciones.
Tu
no estas solo y tienes la maravillosa capacidad de actuar y de marcar la
diferencia. Por tanto, no tiene ningún sentido continuar preocupandote.
La
próxima vez que sientas una preocupación, detente de inmediato y comienza a
tomar medidas. Lo que puede o no puede suceder, puedes transformarlo en algo
grande.
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