1. Compre un látigo más fuerte.
2. Cambie al jinete.
3.
Nombre un comité para que estudie el caballo.
4.
Nombre un equipo para que reviva el caballo.
5. Envíe un memo diciendo que en realidad el caballo no
está muerto.
6. Contrate a un consultor caro para que encuentre «el
verdadero problema».
7. Ponga a varios caballos muertos juntos para aumentar
la velocidad y la eficiencia.
8.
Escriba varias veces la definición estándar de caballo vivo.
9. Declare al caballo como el mejor, más rápido y más
conómico cuando está muerto.
10.
Promueva al caballo muerto a una posición más elevada.
Le apuesto a que ha visto cada una de estas «soluciones»
aplicadas en su lugar de trabajo. Pero realmente hay sola una manera efectiva
de tratar con el problema.
Cuando
se le muera su caballo, por el amor de Dios, desmóntese.
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