Antes
de venir a la tierra ya era parte de Dios y, con su guía, tracé un plan y elegí
una misión.
Escogí cuerpo, padres, hermanos,
amigos, enemigos, profesión, enfermedades y la misma muerte.
Ahora, con el libre albedrío, sigo ese plan con amor o con desamor, con Dios o lejos de Él.
Nada de lo que me sucede es
casual y todo tiene un sentido, incluso lo que me parece absurdo o
desastroso.
Zarandeado por las penas me pregunto dónde está Dios y me digo: ¿Por qué me sucede esto? La verdad es que Dios está siempre conmigo, pero no me exonera de pruebas que yo mismo programé para pulirte y evolucionar.
El hecho es que solo puedo practicar perdón, si me ofenden;
desapego, si pierdes algo
o paciencia si me tallan.
Cuenta la historia que un niño estaba jugando en el jardín mientras su padre regaba las plantas.
El niño estaba tratando de levantar una gran
piedra, pero era muy pesada y no podía con ella.
Intentaba una y otra vez en vano y ya estaba sudando y agotado después de tanto esfuerzo.
El papá lo observaba y, después
de un buen rato, le dijo: "no estás usando todas las fuerzas".
"No es verdad, -replicó el pequeño-.
Estoy poniendo toda mi energía y no sé qué más
puedo hacer.
Y el padre le dijo: No me has pedido que te ayude.
Recuerda que mis fuerzas también son tuyas.
Ahora, con el libre albedrío, sigo ese plan con amor o con desamor, con Dios o lejos de Él.
Zarandeado por las penas me pregunto dónde está Dios y me digo: ¿Por qué me sucede esto? La verdad es que Dios está siempre conmigo, pero no me exonera de pruebas que yo mismo programé para pulirte y evolucionar.
Cuenta la historia que un niño estaba jugando en el jardín mientras su padre regaba las plantas.
Intentaba una y otra vez en vano y ya estaba sudando y agotado después de tanto esfuerzo.
"No es verdad, -replicó el pequeño-.
Y el padre le dijo: No me has pedido que te ayude.
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