Deja de pensar solamente
en lo que debes hacer y comienza a pensar en lo que necesitas hacer.
Deja de preguntarte si tu idea funcionará. Actúa y descúbrelo por ti mismo.
Deja de quejarte por lo que está mal. Ponte manos a la obra para
mejorar la situación.
Deja de discutir con los demás sobre cosas sin
importancia. Ponte a
trabajar y concéntrate en lo tuyo.
Deja de vivir arrepentido o decepcionado de ti mismo porque no
has logrado cumplir tus sueños. Comienza a hacer un buen uso de tu tiempo y enfócate en lo que debes
hacer para alcanzar tus metas y para vivir en paz y armonía.
Enfócate en tu próxima tarea, y haz el propósito de cumplirla, trabajando con dedicación
y dando lo mejor de ti. Deja de desperdiciar tus buenas oportunidades y comienza a
transformarlas en algo real y duradero. Pídele a Dios que de aconseje lo
mejor.
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