De
que sirve recorrer o practicar un sendero de crecimiento si frente a la
adversidad no hacemos uso de lo aprendido.
El trabajo interior debe ser un aliado en momentos
desafiantes en lo individual y en lo colectivo.
Toda
la teoría sobre el amor, la certeza, la energía y la vibración; debe ser
utilizada en estos complejos momentos.
Apliquemos la consciencia, el vínculo con lo superior, la
meditación y tantos recursos como tengamos para cooperar con la sanación.
Es tiempo de que la fe de los creyentes, el contacto con
lo sagrado y la unidad con lo superior se integren en armonía por una causa
común: restablecer el equilibrio.
¿Te
has preguntado para que nos está pasando esto?
¿Cómo
colectivo humano que tenemos que aprender?
¿Cuál
es el sentido de que justo ahora surge
este virus ?
Quizá aparece para hacernos reflexionar, para mostrarnos
algo que de otra manera no podíamos ver.
Tal vez ocurre para recordar nuestra vulnerabilidad como
especie. Para mirarnos todos más allá de las fronteras como parte de algo
inmenso llamado humanidad.
Desde mi comprensión este es sin duda un aprendizaje y en
la medida que lo tomemos pasará más fluidamente.
Yo
te invito a que reflexiones:
¿Qué
miedos te ha despertado la pandemia?
¿Cómo influye en tu diario vivir?
¿De qué te preocupas mientras ocurre ?
Tal vez si profundizas puedas descubrir que algo de esto
que ocurre afuera, tiene una repercusión interna. Porque si algo nos incomoda o
nos asusta en el exterior sin duda refleja algo de adentro.
Y si en lugar de ocuparte del virus externo te ocupas de
sanar tus virus internos . Si te haces consciente, dejas de quejarte, si paras
un momento y te abrazas...
¿Entonces
qué hacer?
Te
propongo tres acciones concretas:
1.
Centra tu atención en las noticias positivas . Puedes focalizar el
número de contagiados o el inmenso número de gente sana. El número de muertos o
el total de gente que se recupera. Estar consciente de tu salud agradecer y
valórala. Adema hacer todo aquello que te cuide que te mantenga alegre y en
consecuencia eleve tu sistema inmunológico. (La risa, el cariño, la dicha y la
alegría son excelentes brebajes)
2.
Pon tus herramientas espirituales al servicio de la medicina. Medita
centrado en la sanación, prende velas para pedir por el más alto bien.
Pronuncia mantras, coopera con las intenciones de bien. Manda Reiki o energía
universal. Realiza afirmaciones positivas y centradas en lo que sí queremos que
ocurra: SALUD, ARMONÍA y RE-EQUILIBRIO.
3.
Pide ayuda a lo superior. Reza, haz oración. Invoca o llama a eso bueno en lo
que tú crees. Pide a la Gran Madre, a la Fuente Central, a la energía
medicina o a la vida. Pidamos desde el
corazón y se nos dará.
Convoca Angeles, vírgenes, santos, maestros ascendidos,
divinidades, guías espirituales y a todas aquellas fuerzas que sirven a la luz
para que se sumen, y cooperen, con la
salud de todos y de todo en este planeta.
Es tiempo de saber que desde arriba, adentro o más allá
tenemos aliados y apoyos. Que si creemos en el mundo espiritual podemos acudir
a el y saber que seremos sostenidos y auxiliados.
Es recordar que el pacto entre el Creador y lo creado es
infinito.
Se trata de generar
el campo vibratorio de lo que SÍ queremos que ocurra. En creer para crear.
Podemos sanar interiormente para expandir la energía y
sanar planetariamente.
Es un tiempo preciso. De este caos hay mucho bueno que
podríamos aprender. De esta difícil situación podríamos salir fortalecidos. Y
quizá sea un camino más de evolución y trascendencia.
El
ser humano debe volver a mirarse como hermano. Quizá sea tiempo de inclinar la
cabeza y asumir que somos vulnerables. También puede ser el tiempo de volver a
casa, de guardarnos, de ESTAR y de reconectarnos con lo esencial.
De
valorar la salud, la libertad, el contacto con otros.
Sobre
todo podríamos apreciar el lujo que
significa estar vivos un día más.
Mis
bendiciones para todos
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